La viña ribereña, adelantada con muy buena salud
El Consejo Regulador espera que en diez días la floración del viñedo esté generalizada en la Denominación de Origen, tras una primera parte del ciclo en el que la meteorología ha sido especialmente benévola
Pese a que el estado sanitario de las viñas en bueno en general, los servicios técnicos del consejo recomiendan estar especialmente vigilantes a las enfermedades endémicas de esta zona y en particular en este momento al ataque de la polilla del racimo
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Imagen de archivo de viñedos ribereños / José I. Berdón / CRDO Ribera del Duero
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RIBERA DEL DUERO
Mientras la mayoría de la población estaba en confinamiento, en los campos el ciclo de la viña en la Ribera ha seguido su curso, en un año con unas condiciones meteorológicas especialmente benévolas que han propiciado que, en este momento, el viñedo se encuentre con una buena sanidad y un adelanto de aproximadamente una semana. Sin episodios dañinos de heladas, con temperaturas más suaves de lo habitual, un invierno seco y una primavera abundante en lluvias la brotación ya se adelantó unos ocho días que, según las previsiones de los técnicos, también adelantarán en una semana la floración.
Así se recoge en el primer informe de esta temporada sobre la situación del viñedo elaborado por el Servicio de Experimentación y Ensayo del Consejo Regulador. Comienza reseñando que las cosas comenzaron bien desde sus prolegómenos, ya que las condiciones climatológicas de final de año permitieron un buen agostamiento de las plantas. Lo que siguió fue un invierno ligeramente más cálido de lo habitual con temperaturas medias de entre 2 o 3 grados por encima de la media, una tendencia que se ha mantenido también durante la primavera. En esta estación la buena conjunción de temperatura y lluvia “permitieron a las plantas una muy buena brotación desde inicios del mes de abril, alcanzándose en la Denominación de Origen el estado fenológico C el día 18 de abril” lo que supone un adelanto de unos 8 días con respecto a la media. Adelanto que se mantiene en el momento actual, en el que algunas parcelas más precoces ya están en floración, aunque la generalización de este estado se espera para el 10 de junio, con siete días de adelanto sobre lo habitual.
Como es frecuente cada año el informe recoge las diferencias de ciclo en el que se encuentran viñedos de la Denominación de Origen de distintas zonas, marcadas por las características de cada viña como edad, tipo de suelo, orientación o altitud.
En la evolución del ciclo también ha influido la pluviometría, superior a la de otros años. Pese a unos meses de enero y febrero especialmente secos, tanto los meses anteriores como los precedentes registraron precipitaciones superiores a las habituales, por lo que el agua acumulada en la presente campaña vitivinícola está por encima de la media. Destacan las precipitaciones caídas en el mes de abril, que según el informe del consejo fueron entre el doble y el triple que un año habitual, aunque mayo volvió a ser más árido que la media.
Las heladas apenas se han dejado notar esta temporada: ni fueron tan numerosas ni tan intensas en invierno, mientras que en primavera fueron dos días, el 3 y el 4 de abril en los que se registraron valores negativos aunque dado que el viñedo aún estaba en las primeras fases del ciclo los daños apenas fueron apreciables. Aunque dice el informe que en alguna zona de la Denominación se han podido registrar ligeras heladas posteriores fueron de muy poca intensidad y de poca duración por lo que no ocasionaron daños reseñables.
Por lo que se refiere a la salud de la viña, por el momento no se aprecian signos de mildium u oidio, dos de las enfermedades endémicas del cultivo en esta zona. Precisamente por ello y pese a la ausencia de signos los servicios técnicos del órgano regulador aconsejan estar especialmente vigilantes. Ocurre lo mismo con plagas como la acariosis, que pese a que aparece con mayor frecuencia en ciclos en los que el desarrollo inicial de los pámpanos ha sido lento, lo que no es el caso, merece una especial vigilancia para atajarla en cuanto se detecte.
Por el contrario en esta temporada sí se ha detectado una mayor presencia de la polilla del racimo que acaba de registrar su primer pico. Según los servicios técnicos del consejo este año ha tenido una mayor incidencia que en las últimas campañas debido a la climatología. Por eso desde el consejo regulador indica que, “en particular a partir de este momento, se deba tener una especial vigilancia de esta plaga a lo largo del ciclo anual, realizando un seguimiento de la posible afección de la misma en cada viñedo.”
La viña ribereña, adelantada con muy buena salud
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