Del tabaco al juego

Valencia

Llega tarde, pero por fin las Cortes han aprobado la nueva Ley del Juego valenciana. Y llega tarde porque lo hace más de 30 años después de que se aprobase la anterior norma. Creo que es fácil de entender lo que ha cambiado el sector del juego en todo este tiempo. Por eso mismo seguramente esta ley se quede incluso corta, porque no tiene competencias para atajar el verdadero problema: el juego online.

Aun así, bienvenida sea una ley que plantea cosas tan básicas como las siguientes. Primero, la obligación de que las casas de apuestas estén a más de 850 metros de un colegio. Es decir, que se evite que los adolescentes se enganchen a las apuestas. Segundo, que se prohíba dar crédito a los jugadores. Es decir, que se evite la ruina de quien quiere seguir apostando y no tiene dinero.

Con las apuestas sucede como pasó con el tabaco. Se ha tardado en ver que estamos ante un drama social. Se trata de una cuestión de salud pública. Igual que hoy nos resulta inconcebible que se pudiese fumar en una oficina o en el patio de un colegio, llegará el día que nos resultará inconcebible que una estrella de fútbol fomente la adicción a las apuestas entre los jóvenes.

Quienes critican esta ley esgrimen ahora que no era el momento de aprobarla, en plena crisis económica. Pero, ¿qué se prefiere? ¿Garantizar un negocio o evitar toda una generación de ludópatas?

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