"La gente ha sido responsable dejándonos trabajar en lo urgente; ahora hay que atenderla cuanto antes"
El gerente del hospital Santos Reyes asegura que le ha impactado el compromiso del personal sanitario y le ha conmovido la reacción de la sociedad "que ha sentido que somos su hospital"
Arzalluz reconoce que esta pandemia ha puesto al límite las posibilidades del Santos Reyes, lo que le ha confirmado que el futuro hospital debe estar preparado para asumir estos episodios y tener mayor espacio y dotación que la que requiere el día a día
Entrevista Evaristo Arzalluz, Director Gerente del Hospital Santos Reyes de Aranda, tras dos meses de pandemia de coronavirus
29:05
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Aranda de Duero
El 13 de mayo se cumplirán dos meses desde que se detectara el primer paciente con coronavirus en la Ribera del Duero. Pero el hospital Santos Reyes no esperó a ese momento para darle la vuelta a su organización para que la llegada, inevitable, del enemigo, les pillara prevenidos. Durante estos dos meses la pandemia ha evolucionado a toda velocidad obligando a adaptaciones y cambios continuos. Una de las personas que ha estado a la cabeza de la gestión de esta crisis sanitaria en la comarca ribereña ha sido Evaristo Arzalluz, gerente del Hospital Santos Reyes de Aranda. Dice que no quiere confesarse en público, pero en la charla que hemos mantenido con él en Hoy por Hoy Aranda se le han escapado demasiados adjetivos y no pocas referencias emocionales como para no adivinar que ha pasado por uno de los episodios más intensos en su trayectoria médica. Y no solo a nivel profesional.
Valga como ejemplo la descripción que hace del momento más crítico que pudo vivir al hospital, al borde del colapso a quince días de comenzar a registrar el primer caso “El último viernes de marzo me fui a la cama angustiado. ‘No sé si llegaremos al lunes’ pensaba. Los pacientes llegaban muy graves y todos a la vez, la progresión era fulminante. Y aunque Burgos ayudaba mucho, estábamos solos porque ellos estaban peor.” Pero en medio de este panorama la tabla de salvación fue la confianza en poder comenzar a utilizar dos días después el hospital de campaña, que ya estaba montado en el recinto ferial. Se habilitó con capacidad para 170 camas, aunque finalmente ha tenido una ocupación media de unos siete pacientes diarios, como si su sola instalación hubiera sido suficiente para que el virus se sintiera derrotado “Afortunadamente a partir de ese lunes, 30 de marzo, comenzó a bajar poco a poco la incidencia de los casos graves. Pero el hospital de campaña nos ha permitido trabajar con más tranquilidad y menos angustia, hacer mejor nuestro trabajo, sabiendo que teníamos esa válvula de escape y que podíamos utilizarlo si en algún momento nos sentíamos desbordados.” Por eso aún no se ha desmontado, reconoce Arzalluz, porque el desconocimiento de este virus y su comportamiento aconseja extremar la cautela. “Es un virus nuevo y ha sido muy desconcertante: los primeros casos han sido muy graves algunos en gente joven, sana y fuerte, cuya rápida evolución requería traslados a Burgos. Y de repente fue bajando su letalidad. Los casos han sido cada vez más leves y hace mucho que no mandamos a pacientes a Burgos y que no intubamos a nadie. Parece que hemos contenido la pandemia.” Pese a todo Arzalluz no canta victoria. O la canta, pero en minúscula. O con coda. “Diría que hemos ganado la primera batalla, pero la guerra no está ganada. Aunque no sabemos el número de contagiados, parece que no es el suficiente como para generar inmunidad de rebaño. Esto hace previsible una segunda oleada. Espero que nos pille un poco más prevenidos”
La humanidad que brilla en los peores momentos
Pero en este tiempo no solo ha habido oscuridad. La charla también se salpica de numerosos episodios en los que, en medio del drama, ha aflorado la humanidad.
El mismo hospital de campaña, por ejemplo, ha sido motivo para crear un equipo de profesionales intergeneracional (profesionales veteranos o a punto de jubilarse junto con recién salidos de la Universidad) e interdisciplinar “que han conseguido formar un equipo perfectamente conjuntado”. Arzalluz subraya también que fue la colaboración de toda la sociedad, desde el Ayuntamiento hasta las fuerzas de Seguridad, Sonorama, protección civil, Cruz Roja, empresas y particulares las que “fueron capaces, todos a una, de sacar adelante un asunto de primera necesidad. Desde el punto de vista humano el hospital de campaña ha sido muy enriquecedor.”
Como también fue el hospital de campaña el que dio visibilidad al papel de humanización que ha desempeñado en este tiempo el personal sanitario. “Aunque nunca se puede del todo se trataba de intentar sustituir a la familia, trasladar ese calor humano y cercanía que hace que lo técnico funcione mejor” explica el gerente del hospital ribereño. “Se han dado casos de una humanidad que no se puede pagar con dinero. Y las familias han valorado mucho la presencia del personal al pie de la cama del enfermo. Cuando lo animas, le coges de la mano, le hablas y combinas la humanidad con una buena preparación consigues que la medicina tenga más efecto”. Como ejemplo, Evaristo Arzalluz se fija en la labor que ha hecho el equipo de fisioterapeutas. “Ha sido maravillosa: han llevado móviles a los pacientes para trasladarles imágenes, videos audios, poesías, dibujos cuentos…. Y cuando lo estás pasando mal, no sabes que va a ser de ti, este tipo de cosas son muy importantes. Por eso hemos intentado que la gente estuviera acompañada. Y que quienes estaban al final, no murieran solos” Pero este veterano profesional sabe que este esfuerzo ha supuesto un gran desgaste emocional para quienes lo han vivido. “Los profesionales se llevan a su casa imágenes que no se pueden quitar de la cabeza. Han tenido insomnio, ansiedad. Incluso gente fuerte, gente poderosa de la que no te esperas debilidad, lo ha pasado mal. No somos de piedra y hemos visto cosas que te llegan muy adentro.” Por eso también subraya el papel del equipo de Salud Mental que se ha volcado en enfermos, familias y en sus compañeros y compañeras profesionales sanitarios.
Un personal sanitario del que el gerente asegura que ha contado con suficiente protección. “Tengo que decir rotundamente que en términos generales y excepto casos puntuales, ha habido suficiente protección. En un porcentaje muy alto, y gracias a la labor del servicio de suministros, que ha trabajado cada día, domingos y festivos, y a las supervisoras de enfermería, puedo asegurar que todo el mundo ha estado perfectamente protegido” Según los datos con los que cuenta el gerente entre contagios y aislamientos preventivos han sido 24 los profesionales a los que ha afectado la enfermedad.
El futuro es ya
La vida sigue. Y mientras afloja el vértigo de semanas pasadas, aparece, paralelamente, la preocupación por ‘los otros’. Durante dos meses se ha suspendido la actividad habitual del hospital, dejando en el aire cirugías, consultas y pruebas diagnósticas. Gracias a la buena evolución de la pandemia y su clara contención en el hospital de los Santos Reyes, la Consejería de Sanidad ha autorizado su pase directo de grado 3 de alarma al grado uno, lo que permite desde esta semana que se reanude la actividad quirúrgica de prioridad 1 y 2, pruebas diagnósticas como radiología, cistoscopias y endoscopias digestivas e incluso las consultas presenciales de la distintas especialidades, aunque en todos los casos con suficientes medidas de protección, que incluyen el control de los pacientes, la restricción de acompañantes y la citación en intervalos amplios para evitar aglomeraciones.
Hay una cierta urgencia en comprobar qué ha pasado con los pacientes cuya atención se aplazó sine die y en los el director gerente asegura haber encontrado una gran comprensión. “Nos consta que en muchos casos no han venido por no molestar. La gente se ha portado muy bien, con enorme responsabilidad. Se lo agradezco enormemente” dice el director del hospital ribereño. “Se han aguantado patologías más o menos leves o más o menos molestas porque se han dado cuenta de lo que estaba pasando aquí y entendían que no era el momento. Gracias a ellos hemos podido trabajar con intensidad en lo que en ese momento era más urgente, que era la pandemia. Ahora las tornas han cambiado y a todas esas personas hay que atenderlas. Y cuanto antes” afirma, rotundo.
Algunos de estos pacientes, los que se encontraban en una situación más delicada, han recibido atención telefónica por parte de sus especialistas. Una experiencia que ha servido para sacar a la luz un proyecto que estaba en ciernes para digitalizar las historias clínicas, eliminar el papel y facilitar consultas no presenciales e interconsultas entre Atención Primaria y especializada. “Este proyecto que estaba en embrión se ha desarrollado gracias a la pandemia.”
A la espera del nuevo hospital
Y otro proyecto en ciernes que se ha demostrado imprescindible ante las limitaciones del viejo Santos Reyes, aun más evidentes en este episodio, es el esperado nuevo hospital. ¿Y si hubiera existido ya antes de desatarse esta pandemia? “Yo también me lo he preguntado” reflexiona el director del hospital ribereño, para contestarse a continuación que esta experiencia debería servir para tener claro que estos centros sanitarios deben tener mayor capacidad de espacios y dotación de las que necesitan en el día a día. “Un hospital tiene que ir de sobrado” afirma gráficamente. “Tienes que poder dar una cobertura mayor que lo ordinario Dicho gráficamente, tienes que tener el hospital de campaña ya montado aunque no lo utilices.” Otra de las mejoras que deberá incorporar el futuro hospital es poder desdoblarse con facilidad, para que haya dos hospitales, uno para casos infecciosos y otro para lo demás. Y que pueda desarrollar mucho más la telemedicina. “Estos asuntos estaban más o menos planteados y en mente” reconoce Arzalluz “pero esto ha sido un baño de realidad: lo que puede pasar acaba pasando. Por eso no hay que escatimar en amortizar los edificios. Hay que diseñarlos para atender a una población que puede sufrir una pandemia.”
Evaristo Arzalluz se reserva para sí lo que ha supuesto personalmente la vivencia, que se adivina intensa, de estos dos meses. Pero reconoce que le ha marcado la grandeza que han demostrado muchas personas en esta situación, personal sanitario y de la sociedad en general, haciendo suyas las reflexiones de uno de sus colaboradores: “Me comentaba un jefe de servicio muy veterano que nunca había visto tanta colaboración tan estrecha y tan desinteresada.” Una circunstancia que, según percibe, ha vinculado más a la sociedad con el hospital “Me ha impactado mucho la reacción de la sociedad, que se ha dado cuenta de que nosotros somos su hospital y que había que cerrar filas con nosotros. Se han portado extraordinariamente bien, donando batas, mascarillas, animando con sus aplausos, que a mí me han conmovido. Es muy impresionante como toda una sociedad reacciona ante un ataque externo dejando al margen ideologías o reivindicaciones, que no están mal, pero no son para este momento”. Y ante ello, la respuesta, en su nombre y el de si equipo: “Nosotros vamos a estar aquí, pase lo que pase. Que lo sepan.”
Elena Lastra
Redactora jefe de la Cadena SER en Aranda y presentadora de 'Hoy por Hoy Aranda'