Fernando Rubio, el sanador de niños del Moncayo
En la serie 'Aragón, Mayores y Valiosos' de Radio Zaragoza, conocemos al pediatra de Tarazona Fernando Rubio, con 4 décadas de profesión
Zaragoza
Cerramos esta ronda de homenaje a la tercera edad de la serie 'Aragón, Mayores y Valiosos' de Radio Zaragoza, en Tarazona, donde hemos querido recuperar la figura de Fernando Rubio, el sanador de niños del Moncayo, un hombre que ha dedicado a los más pequeños todo su saber y tiempo, porque, para él, son el eslabón más débil de una cadena llamada sociedad.
Mayores y Valiosos - Fernando Rubio (24/04/2020)
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De él se ha dicho que tiene el don para la Pediatría, que era capaz de diagnosticar a un niño por cómo lloraba al subir las escaleras de su consulta. A lo largo de cuatro décadas de profesión, ha realizado más de 70.000 consultas pediátricas, el 98 por ciento de los moncaínos que transitamos por la década de los cuarenta hemos sido pacientes suyos.
Un sanador de niños cuya consulta convirtió a Tarazona en un referente nacional de la Pediatría. Un hombre de ciencia al que, paradojas de la vida, la enfermedad ha convertido en paciente, le ha quitado la voz pero no la palabra. Para hacer este reportaje, Fernando, como siempre, ha encontrado la solución, nos sigue contando cosas como de dónde nace su vocación, pero lo hace a través de la voz de su hija Sandra.
Rubio ha sido siempre un médico rural. Su labor en atención primaria comenzó en Borobia (Soria), fue también facultativo de empresa en Embutidos Revilla y médico de familia en Nuez de Ebro y finalmente en Tarazona, donde empezó con 35 cartillas y se jubiló con 2.500.
Por las tardes, abría su consulta de pediatría junto a la catedral, donde se administraban tratamientos certeros que transmitían de boca en boca el rumor de que en Tarazona había un ángel de la guarda de los niños. Para él, no hay momentos cumbre en su carrera, hay pacientes que se convirtieron en amigos.
Una batalla en la que luchan codo a codo médico y paciente y que, para Fernando, cuando se gana se celebra abrazándote con él y cuando se pierde con otro abrazo distinto pero también reconfortante, el de Tere, su mujer y compañera de camino. Ahora, con 73 años, sigue muy de cerca la evolución del Covid. Una virus que juega de forma macabra con su paciente.
Y como médico que siempre será, de ahí da paso a una clase magistral sobre síntomas y tratamientos. A los niños les dedica, como no podía ser de otra manera, su parte, su mayor resistencia a la enfermedad
En su excelsa explicación no quiere olvidar a los suyos, a los sanitarios, a los que recuerda que su vida es pasar de puntillas, sin hacer ruido y entregando su trabajo, su saber y su cariño, a los demás. Fernando nos despide con una frase de Jener, descubridor de la vacuna de la viruela: "En la aurora de mis días busqué caminos ocultos y llenos de vida, ahora que camino hacia el ocaso, o hemos terminado, no quiero ser objeto de homenajes ni de honores".