Ortiz es pragmático hasta el tuétano

Alicante

El reconocimiento del amaño del PGOU por parte Enrique Ortiz y la rebaja de condena, cuando todavía resuenan de una forma grosera e hiriente las declaraciones incluidas en el sumario, entiendo que escandalice a muchos y más en los tiempos que corren.

¿Dónde han quedado las fiestas de pijamas en Andorra o las fotos del alegre empresario vestido de buzo? De ellas, solo se ha olvidado Ortiz. El vértigo de entrar en la cárcel para un espíritu libre como el suyo le ha provocado una amnesia total y, por el contrario, le ha llevado a ver la luz sobre todo lo que hasta ahora eran patrañas o elucubraciones.

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Desde luego, con este segundo reconocimiento de unos hechos para no entrar en la cárcel, Ortiz confirma que es pragmático hasta el tuétano; de los que hacen gala de sus principios y amigos hasta que hay que cambiarlos en el momento adecuado.

En ese aspecto, a la hora de salvarse a sí mismo a toda costa, cuenta con un par de ventajas: sus abogados -sin duda, son buenísimos- y la cartera que le permite pagar unas elevadas multas o indemnizaciones que no están al alcance de la mayoría de mortales.

Dicen que nacemos y morimos solos. Enrique Ortiz nos ha enseñado que también estamos solos a la hora de enfrentarnos a la justicia.

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