"Tengo que elegir entre pagar los préstamos personales o dar de comer a mi familia"
Las kellys entre los colectivos más afectados por los efectos económicos del coronavirus
Limpiadora de pisos en hoteles / Getty
Palma
Las camareras de piso son de los colectivos de más afectados por la crisis del coronavirus. Entre estas trabajadoras están aquellas que son fijas discontinuas y habían empezado a trabajar y han entrado en ERTE y aquellas eventuales que aún no habían empezado, que dan la temporada por pérdida y tendrán que reclamar una ayuda a la administración.
Las camareras de piso se muestran pesimistas, su situación como fijas discontinuas en su mayoría, con una temporada turística que ya no remontará las coloca en los peores escenarios. Pero la situación si son eventuales aún se agrava. Lo confirma Nina a quien el contrato se le acababa a finales de enero y aún no habían llamado a trabajar, su situación fuera de un ERTE la coloca en la necesidad de tener que pedir ayudas a la administración y elegir entre pagar préstamos personales o dar de comer a su familia.
Dice Nina que en su entidad bancaria le han explicado que los únicos beneficiarios de la suspensión de pago por tres meses de los préstamos son los que han entrado en un ERTE; al no ser beneficiaria de un expediente de regulación temporal de empleo no tiene derecho a que la entidad bancaria le suspenda el préstamo que tiene con ellos.
Una situación, la de Nina, que reconocen desde Kellys Unión Baleares que se repite en muchas trabajadoras ya que son muchas las que llaman “desesperadas” a preguntar por su situación. Si tienen cargas familiares y no han entrado en un ERTE podrán reclamar una ayuda económica de 432 euros, si no tienen cargas, ni siquiera recibirán cantidad alguna reconoce Sara García, presidenta de las Kellys.
Por un lado, hay trabajadoras también que aún están esperando saber si han entrado en los expedientes de regulación de empleo temporal, ya que aún no sale publicado. Pero que esperan ser llamadas en algún momento. Por otro, están las eventuales, temen que la realidad será que los hoteles tendrán un volumen de trabajo muy inferior, por lo que no esperan que las llamen y no saben qué pasará con ellas, y sus familias.
