El Tanatorio La Encina apela a la labor social de incinerar cadáveres de Madrid
Más de medio centenar ya han entrado en los crematorios de Ponferrada
Varios ataúdes en un pasillo de un tanatorio / Ricardo Rubio - Europa Press (EUROPA PRESS)
Ponferrada
Es la fotografía más delicada de la pandemia. El traslado de cadáveres para su incineración ha traído ya a Ponferrada a medio centenar de fallecidos por el coronavirus que se han incinerado en los dos crematorios que tiene el Tanatorio La Encina y que, este martes, por ejemplo recibirá otros dieciséis.
Desde dentro, su gerente apela al servicio social que han emprendido y que consideran imprescindible a pesar de las quejas que ha despertado entre el colectivo ecologista Bierzo Aire Limpio a raíz de dos momentos puntuales en los que por un problema en los quemadores "se produjo un aumento de la opacidad del humo", nada que ver, dice el gerente Edelmiro Vega con una mala combustión o una alteración de las emisiones, que están muy por debajo de los niveles establecidos y en ningún caso producen dioxinas y furanos.
Pocos pueden imaginarse, dice Vega, la dureza de los momentos que viven los trabajadores de estos servicios funerarios y la escrupulosidad con la que se están haciendo las tareas para que las familias tengan la garantía de que se les devuelven los restos mortales de sus seres queridos, un momento para el que algunos han tenido incluso que esperar más de diez días, aunque ahora todo se ha agiliza y la media está en torno a cuatro días.
Para que se hagan una idea de la focalización de este servicio hacia la pandemia, algunos tanatorios han hecho acopio de ataúdes ante una posible recaída del contagio aunque, en León, el segundo fabricante más importante de España en Riego de la Vega puede tener, dice Edelmiro, alrededor de 4.000 en stock, lo que garantiza el mantenimiento del servicio. Muchos pensarán, indica, en un negocio aunque no se dan cuenta que con la eliminación de los velatorios, los tanatorios están perdiendo una media de 800 euros por servicio.
