'Tranquilos que va para largo'

Algeciras

Realmente desconocía la cantidad de vecinos epidemiólogos, biólogos y analistas políticos que tenemos en nuestro entorno y que, con esto de tener más tiempo ahora por el confinamiento, están expresando sin pudor su sabiduría sobre las medidas de Pedro Sánchez y el Coronavirus en las redes sociales.

Cierto es que la ignorancia nos hace osados y ahí los tienen ustedes poniendo en tela de juicio lo que dicen nuestros verdaderos investigadores, las medidas adoptadas por el Gobierno e inventando triquiñuelas para seguir saliendo a la calle mientras la gran mayoría de los españoles nos quedamos en casa.

Opinar es libre, sano, respetable y hasta necesario para amenizar espacios tan utilizados como Facebook, Instagram y Twitter y no seré yo el que ponga un pero a la liberación de las bilis humanas ya sean de las derechas o de las izquierdas.

De igual forma, también ha sido un descubrimiento para mí ver en estos días la cantidad de expertos en Educación Física, perfectamente equipados con sus mallitas y la cinta en el pelo, realizando temerarias tablas de ejercicios, cuando en su vida han pisado un gimnasio, han cogido una bici o han seguido a pie la estela de las rutas de Miguelete.

Como en Gran Hermano, hemos cogido el confinamiento con muchas ganas y con ansiedad por estar todo el día ocupados, sin entender que estamos en el principio de una larga carrera.

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Yo por mi parte aconsejo bajar un poco las revoluciones, disfrutar de los silencios, de la lentitud del reloj y de ratitos sin hacer nada, tampoco hay porqué quitar la plancha en un día, pintarlo todo, desmontar la cocina entera o vaciar los armarios porque la cosa va para largo.

Sin pretender dar clases a nadie, esto que les cuento es un consejo de uno que, por desgracia, lleva ya cuatro confinamientos en los últimos seis años y ninguno de ellos ha sido en Botafuegos. Por el bien de todos, vamos a bajar las revoluciones que o nos pilla el Coronavirus o morimos del corazón.