La esperanza del médico Balmis
El médico valenciano Francisco Javier Balmis consiguió expandir la vacuna de la viruela por América y Filipinas a principios del XIX. Su gesta es considerada como la aportación española a la sanidad pública más importante de la historia

Callejeando (18-03-2020): La esperanza del médico Balmis
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Valencia
En estos momentos de confinamiento y de depresión colectiva que sufre nuestra sociedad a causa del virus COVID-19, es hora de recuperar nuestra historia común en positivo, aquella que nos habla de las gestas, los relatos, los protagonistas y las anécdotas de nuestra memoria, de aquellos y aquellas que lucharon contra enemigos similares en condiciones mucho más adversas y salieron victoriosos, impulsando de esta manera la salud pública tal y como la conocemos en la actualidad.
Y muchas de estas historias, como reivindicamos siempre desde este espacio, se hacen visibles en nuestro día a día a través de los rótulos callejeros. Hay que estar bien atentos. Hace unos meses, cuando todavía podíamos deambular tranquilamente por nuestra ciudad, redescubrí la historia del gran filántropo y médico valenciano Francisco Javier Balmis, gracias precisamente a la calle que tiene dedicada en el barrio de la Trinidad. Paseando de camino a los Viveros por su vertiente oeste, por la zona que albergaba el antiguo zoo de Valencia, me topé en una de las bocacalles con la placa rotuladora que le rinde homenaje. Enseguida la ordenación urbana de la zona me transportó a los años 60. Bloques lineales perpendiculares a la calle principal, en este caso la calle Alboraya y a los Viveros, y con una alineación este-oeste. Y la rotulación acabó por confirmarlo: personaje ilustre precedido por la disciplina en la que destacó, propio de la época en la que Almela y Vives ejerció el cargo de cronista de la ciudad. Calle del Médico Balmis.
Una vez situado en el espacio y en el tiempo (fundamental para conocer la ciudad a través de su evolución urbana y toponímica) solo cabía rememorar la aventura con mayúsculas que el ínclito Balmis protagonizó a inicios del siglo XIX, demasiado poco conocida para lo que supuso: la más importante aportación española a la historia de la salud pública.
Francisco Javier Balmis (Alicante, 1753 – Madrid, 1819) era médico honorario de la corte de Carlos IV cuando persuadió al rey de la necesidad de propagar por América y Filipinas la recién descubierta vacuna de la viruela. La marcha fue bautizada como Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, pero la historiografía la renombró como Expedición Balmis por ser este el alma de la misma. La idea era hacer llegar la vacuna de la Viruela, la enfermedad que más seres humanos ha matado a lo largo de la historia, al Nuevo Mundo. Pero había un problema, el transporte del delicado fluido en interminables travesías era inviable y no aseguraba la correcta conservación de la vacuna. Para ello Balmis ideó una estrategia que aún hoy sorprende a los expertos por su ingenio. El médico alicantino utilizó a 22 niños huérfanos que harían de correo, llevando el fluido vacuno en sus brazos y posteriormente sería inoculado en los puertos de destino mediante en contacto con las heridas.
La operación partió de A Coruña el 30 de noviembre de 1803 y con más luces que sombras consiguió llevar la vacuna hasta Canarias, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Nueva España, Filipinas y China. La expedición sufrió enfermedades, muertes, ataques piratas y un sinfín de contratiempos, pero consiguió su propósito, salvar cientos de miles de vidas en América y Asia gracias a la inmunización que proporcionaba la vacuna.
La labor de Balmis fue muy reconocida en su época, pero con el paso de los años su figura se diluyó hasta que a mediados del siglo XX fue rescatada y puesta de nuevo en valor. El cronista de Valencia también se acordó del insigne médico y decidió dedicarle la calle particular 3ª frente a Convento Carmelitas, la calle del médico Balmis.