Riesgo de desabastecimiento en la industria manufacturera por la 'psicosis' del coronavirus

Cádiz

El miedo por el Coronavirus y las medidas que están llevando a cabo las autoridades están generando consecuencias de mayor calado aún que las de los contagios del propio COVID-19.

Desde hace dos semanas, las bolsas siguen una tendencia negativa histórica, la OCDE ha rebajado sus previsiones de crecimiento del PIB mundial del 2,9% al 2,4% y la economía ha enfermado, aquejada de unos síntomas cuya curación es más compleja que la del propio coronavirus.

El país con el mayor número de contagios, y donde apareció el virus, fue la localidad china de Wuhan. El país asiático ha tomado las medidas más rígidas y tajantes, y eso está afectando de lleno a las empresas gaditanas.

La provincia de Cádiz recibe cada año productos de China por valor de 82 millones de euros. Materiales que, en su gran mayoría, son fundamentales para que la industria manufacturera fabrique sus productos o elabore sus catálogos. La marroquinería, el agroalimentario, y los vinos y licores emplean productos procedentes de ese país en sus fábricas.

El director del área de Internacional, Turismo y Formación de la Cámara de Comercio de Cádiz, Manuel Álvarez, ha advertido de las consecuencias que va a tener la parálisis que hay instalada actualmente en China, en forma de parones técnicos y los retrasos en la llegada de esos materiales.

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“Estamos hablando de importaciones de casi 82 millones de euros en mercancía destinada a la industria manufacturera. Todo ese material que no llega o que no va a llegar puede provocar una parada en la producción y las ventas de las empresas que influya de manera directa en sus resultados empresariales”.

Álvarez habla en futuro porque, aunque ya hay empresas que han visto mermada su producción o han sufrido dificultades para recibir productos del país asiático como es la chiclanera Buddha Sports, del presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios, Daniel Sánchez Ayala, las peores consecuencias están aún por notarse

Los productos llegan, generalmente, por vía marítima, de treinta en treinta días. Así, según Álvarez, la merma en el abastecimiento de las empresas será aún mayor dentro de aproximadamente dos semanas, cuando lleguen a Cádiz los buques de la siguiente remesa con la mercancía de China.

“Los parones técnicos van a afectar a nuestras empresas, porque esas mercancías viajan en transporte marítimo. Tiene una duración de 30 días al mes, y aún no ha dado tiempo a que esa mercancía llegue aquí, con lo que las mayores consecuencias las empresas no las están viviendo ahora, sino que probablemente será en las próximas semanas".

Los efectos del coronavirus no solo se notarán en las empresas gaditanas, sino que han ya influido en la toma de decisiones de la propia Cámara de Comercio que, según el director del Área de Internacional, ahora mira con más cautela al futuro ante el riesgo de que se cancelen ferias y misiones comerciales que el organismo tiene preparadas.

La feria naval APM, la más importante del sector naval en el sudeste asiático, se iba a celebrar en Singapur en marzo pero se retrasó a finales de septiembre y la organización de la feria ITB de Berlín decidió directamente cancelarla la edición de este año.

Desde la cámara aseguran que mantienen intacta la intención de acudir a próximos eventos del mismo estilo, y señalan que están preparándose para asistir, pero Álvarez reconoce la incertidumbre que les genera que se puedan cancelar o posponer sus dos próximos objetivos: “una feria para el sector del turismo de cruceros, a final del mes de abril en Miami, y la siguiente cita en Atenas, para el sector marítimo portuario".

"Estamos preparando la agenda de contactos, pero sin ningún tipo de garantía porque los eventos puedan verse cancelados o aplazados", expresa el responsable.

Ante este escenario, el director del área de Internacional, Turismo y Formación de la Cámara de Comercio de Cádiz ha lamentado "la expansión del miedo" que ha provocado la reacción de tantos países y diferentes organismos.

Álvarez ha hecho un "llamamiento total a la calma" y ha transmitido la necesidad de "poner los pies en el suelo, tener en cuenta los datos objetivos y que las medidas no vayan orientadas a atajar ese miedo que se está expandiendo por todo el mundo”.