Soledad Arce: "Ningún hombre se acerca a mi taller de costura"
La modista donostiarra retrata la transición que han vivido las mujeres, una historia que recoge también Antzasti Museoa

‘Ningún hombre se acerca a mi taller de costura’
22:59
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Bilbao
Soledad Arce comenzó a coser hace 62 años, con tan solo 14. Al principio, lo hacía en casa, aunque, su afición y su habilidad la llevaron por diferentes talleres y centros educativos.
Esta donostiarra del barrio del Antiguo cuenta en A vivir que son dos días Euskadi la transformación que ha sufrido su oficio. "Algunas cosas han cambiado, sin embargo, aquí no se acerca ningún hombre", ha explicado. "Una vez vino uno y, al ver que éramos todo mujeres, se fue". En el Día Internacional de la Mujer, Soledad recuerda sus inicios en casa y el largo camino que ha recorrido hasta el presente. "La confección ha cambiado mucho, sobre todo los materiales. Hace poco una alumna llegó a hacer un vestido de novia de neopreno precioso", ha dicho.

Uno de los diseños del museo / Antzasti

Uno de los diseños del museo / Antzasti
La costura ha tenido a lo largo de los años rostro de mujer, excepto en el caso de los grandes modistos, algo que no ha evolucionado. Una mujer confinada en casa y relegada a las labores del hogar. Y, sin embargo, también su papel en casa vivió una transformación desde finales del siglo XIX hasta principios del XX. Lo saben las hermanas Cristina y Elena Amezaga, impulsoras de Antzasti Museoa- Euskaldunon Etxea, un caserío convertido en museo en Arratia, en Dima, que explica la vida cotidiana y el papel de la mujer en los ámbitos rural y urbano.
Según han contado en Cadena SER Euskadi, se trata de "acercar a través de escenarios a las generaciones más jóvenes unas formas de vida que representan el pasado reciente y, a las generaciones mayores, una forma de reconocerse e identificarse en un mundo desaparecido, y todo a través de la mirada de la mujer, protagonista de la vida doméstica".
Las dos hermanas han heredado de su familia el caserío familiar con decenas de piezas decimonónicas. A ello se suman los muebles, vestidos y complementos que había en un piso cercano al Teatro Arriaga de Bilbao fruto de una herencia. Retratan el constrate de dos mundos contemporáneos pero muy diferentes.