Cuatro minutos mágicos cambian la suerte del Sporting

Gijón

En un partido de fútbol, a veces, pasan más cosas en cuatro minutos que en los 86 y pico restantes. No se puede decir que no sucedieran cosas en un encuentro entretenido como fue el Sporting-Las Palmas, pero lo verdaderamente relevante se concentró en los cuatro primeros minutos de la segunda mitad. En ese intervalo dio tiempo a que Álvaro Vázquez marcara el 1-0, el rival sacara de centro, Álvaro perdonara otra ocasión en un mano a mano con el portero, el Sporting botara dos corners y, en el segundo de ellos, Babin anotara el 2-0. Cuatro minutos mágicos para dejar sellada una victoria absolutamente necesaria, que impide al Sporting volver a las andadas. Un triunfo que no se veía tan claro veinte minutos antes, cuando el equipo gijonés había terminado la primera parte sometido a un rival que iba inclinando la balanza progresivamente a su favor. Pero la reacción tras el descanso permitió al Sporting lograr una plácida victoria.

Es llamativo que cualquier equipo meta cuatro goles en un partido, pero más que lo haga el Sporting, un equipo con tantos problemas para marcar goles. Aunque lo que queda demostrado es que, cuando marca, el Sporting lo hace a lo grande. Es la tercera vez que equipo rojiblanco anota cuatro goles en un mismo partido; ya sucedió ante el Almería y el Zaragoza. De los 32 goles marcados por los rojiblancos, 12 se marcaron en tres partidos. Los otros veinte tantos, en 28 encuentros.

La primera parte fue mala de solemnidad por parte del Sporting, que empezó con alguna ocasión pero fue de más a menos. Pudo marcar el equipo gijonés muy pronto, pero Lemos sacó sobre la línea un remate de Babin. Hubo un gol anulado (justamente) a Álvaro Vázquez, por fuera de juego tanto suyo como de Carmona, que le había asistido. Y una acción polémica en la que ni el árbitro del campo ni el del VAR consideraron punible una mano en el área del canario Javi Castellano. Pero poco más, porque el Sporting se fue viniendo a menos, desbordado en los laterales y cada minuto que pasaba más superado en el mediocampo. Los errores de Unai Medina y Javi Fuego, así como el pasillo que encontraba Las Palmas en la banda izquierda rojiblanca generaban muchos problemas a un Sporting en el que Mariño tuvo que aparecer muchas veces antes del descanso. Demasiadas. En la última acción reseñable de la primera parte, Fabio disparó al larguero. El Molinón despidió al equipo enfadado y los jugadores se fueron al vestuario con el miedo en el cuerpo.

Pero todo cambió  a raíz del paso por la caseta. El Sporting salió lanzado y, hay que decirlo, encontró en Las Palmas a un amigo. Álvaro Vázquez, al que ni Djurdjevic ni nadie puede discutir ya la titularidad, marcaba el primer gol entre las piernas del portero solo 20 segundos después de que el árbitro pitara. Vázquez es noticia por lo que hace y por lo que no: es cierto que perdonó un mano a mano claro con el portero pero estuvo muy inteligente apartándose de la trayectoria del balón y permitiendo a Babin marcar a la salida de un córner. Era el minuto 49 y el Sporting, para sorpresa de casi todos, tenía casi sentenciado el partido.

Había tiempo por delante pero Las Palmas se desconectó. Salvo una gran internada de De La Bella con disparo incluído, que acabó despejando Mariño, apenas generó ocasiones. Y el Sporting mató a la contra. Pudo sentenciar Carmona, que chutó desviado y no vio o no quiso ver a Álvaro Vázquez, que entraba solo en el segundo palo. Tenía muchas ganas de marcar Murilo, que lo logró a 18 minutos del final, tras un fantástico pase de Manu García y una gran definición, con la zurda, del brasileño. Remató la faena Nacho Méndez, anotando el cuarto a pase de Murilo, con un rival destrozado que ya no ponía oposición. Y cayó el quinto, pero el VAR decretó que Álvaro Vázquez, autor de la manita, estaba ligeramenta adelantado.

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No se le escapó al vídeo-arbitraje la fea falta por detrás de Lemos a Aitor García, que supuso la expulsión del defensa de Las Palmas. Y hubo tiempo para que El Molinón dedicara una gran ovación a José Gragera, que disputó los últimos cuatro minutos. A él le dedicaron los goles sus compañeros, en un momento delicado por el reciente fallecimiento de su padre.

La goleada refuerza la moral y la clasificación. El equipo da un salto importante de puesto (pasa del décimo quinto al octavo puesto), pero sigue en el ecuador de la tabla. Las distancias son prácticamente iguales que antes de la jornada: sigue a cinco puntos del playoff y aumenta en un punto la diferencia con el descenso (ahora está a seis). Aunque no revolucione la situación, la victoria es absolutamente crucial. Que se lo digan a Las Palmas, que seguirá una semana más metida de lleno en el lío del descenso. Y poder celebrar cuatro goles del Sporting (cinco con el anulado), al margen de ser una sorpresa, siempre es una gran noticia.