García Mas, el primer artista fallero
A mediados del siglo XIX la profesión de artista fallero no existía como tal, pero su figura ya se estaba perfilando entre los carpinteros, pintores y escultores que se dedicaban a construir fallas.

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Valencia
El poblado de Campanar, como muchos otros de los que salpicaban la huerta de Valencia, mantuvo su carácter rural y bucólico hasta bien entrado el siglo XX, cuando irrumpió como un elefante en una cacharrería el boom de la construcción, el desarrollismo y los planes urbanísticos cocinados a fuego lento para satisfacer a los promotores del régimen.
En 1976, en el sector noroeste de la ciudad, donde ya se habían instalado de mala manera las Escuelas Profesionales de San José en los años 60, se aprobó el plan parcial de ordenación urbana nº 24 correspondiente al nuevo acceso de Ademuz. Un plan que pronto cayó en saco roto y del cual se ejecutó un porcentaje muy bajo del mismo. Sus únicos vestigios son los edificios formados por bloques lineales unidos por cuerpos de edificación en planta baja dispuestos mayoritariamente según la orientación norte-sur o levante-poniente siguiendo los ejes de la pista de Ademuz y General Avilés que se conservan en estas avenidas. Esta orientación solo se altera a causa de la traza oblicua de la parcela de las Escuelas Profesionales de San José, que como he comentado, ocupó, por su bajo coste, una gran parcela irregular sin ordenar, en cuyas proximidades los bloques se alinean siguiendo la directriz diagonal de dicha parcela.
Siguiendo con el urbanismo de la zona, el trazado viario se diseñó con el formato, ahora tan de moda, de “súper manzanas”, a los cuales se accedía por ramales de penetración sin salida. Uno de estos ramales, el primero en urbanizarse en este sector y que discurre paralelo a General Avilés, entre las Escuelas Profesionales de San José y Maestro Rodrigo, fue dedicado en 1977 al escultor, pintor y grabador valenciano Mariano García Mas.
Nacido en Valencia en 1858, Mariano García Mas realizó sus estudios en Roma gracias a la primera pensión concedida por la Diputación de Valencia. Fue profesor de dibujo y grabado y catedrático de escultura de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de nuestra ciudad. Fue también un aficionado a la azulejería, y su colección inspiró a su insigne alumno, Manuel González Martí a iniciar la recopilación que hoy podemos disfrutar en el Museo Nacional de Cerámica. Como grabador se especializó en la técnica al aguafuerte y colaboró en la ilustración de una colección de refranes valencianos. Para nuestro imaginario nos legó la magnífica escultura de Juan de Juanes que en la actualidad preside el jardín de la plaza del Carmen. Esta estatua fue moldeada por García Mas durante su estancia en Roma, pero permaneció mucho tiempo guardada y en materia no definitiva hasta que en 1935 precisamente su discípulo, Manuel González Martí, entonces director del Museo de Bellas Artes pidió que fuese vertida en piedra de Borriol y colocada en la plaza del Carmen, donde fue instalada definitivamente en 1960.
Otro hito que es de justicia atribuirle a Mariano García Mas es el de haber sido uno de los pioneros en el arte de hacer fallas. A mediados del siglo XIX la profesión de artista fallero no existía como tal, pero su figura ya se estaba perfilando entre los carpinteros, pintores y escultores que se dedicaban a construir las fallas. Mariano García Mas formó parte del grupo de artistas del Círculo de Bellas Artes que realizaron bocetos y plantaron fallas entre finales del siglo XIX y principios del XX en localizaciones tan emblemáticas como la calle de la Paz y la plaza de Toros.
Mariano García Mas, escultor, pintor, grabador y artista fallero murió en Valencia en 1911. El Ayuntamiento de su ciudad le dedicó en 1977 una calle en la nueva zona de Campanar, en el barrio de Sant Pau.