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Agresiones sexuales

La Fiscalía pide 18 años para los dos acusados de agredir sexualmente a una mujer en Santander

El fiscal entiende que los dos acusados fueron cooperadores necesarios en la agresión a la mujer, a la que penetraron bucal y vaginalmente.

Juicio contra los dos hombres acusador de agredir sexualmente de una mujer en un hostal en Santander.(EUROPA PRESS)

 Juicio contra los dos hombres acusador de agredir sexualmente de una mujer en un hostal en Santander.

Santander

Según el escrito del fiscal, los dos hombres conocieron a la mujer de madrugada y sobre las nueve y media de la mañana la invitaron a subir a la habitación del hostal en Santander donde se alojaban con el pretexto de fumar un cigarro mientras esta última esperaba el inicio de la ruta de autobús que debía conducirle a casa.

Una vez en el interior de la habitación, “con ánimo lúbrico” comenzaron a realizarle tocamientos a lo que ella les contestó: “Estáis tontos, dejadme en paz”, haciendo ademán de abandonar la habitación.

En ese momento –continúa el escrito de la fiscalía-, uno de ellos procedió a agarrar a la mujer de la cintura y la arrojó sobre la cama. Entonces, el otro hombre se sentó a horcajadas sobre ella impidiendo que se moviera.

A su vez, el primero, que “previamente le había desnudado de cintura para abajo, procedió a obligarle a realizar una felación” mientras que el otro hombre “procedía a penetrarla”.

“En ese momento la mujer se sintió presa de un gran pánico que motivó que difícilmente pudiera pedir ayuda, quedando paralizada y facilitando que ambos acusados pudieran cambiarla de posición y proceder a penetrarla bucal y vaginalmente ambos en diversas ocasiones”, añade el escrito del ministerio público.

Finalmente, al sonar el teléfono de la habitación indicándoles que debían abandonar la misma, los acusados cesaron en su conducta y la mujer aprovechó la situación para abandonar precipitadamente el lugar.

La mujer padeció, según el escrito de la fiscalía, un trastorno de estrés postraumático y como secuelas sufre trastornos neuróticos de grado moderado.

A juicio del ministerio público, los hechos constituyen un delito de agresión sexual con penetración que merece una condena de trece años de prisión y siete años de libertad vigilada. Además, solicita que ambos indemnicen a la mujer en la cantidad de 15.600 euros.

Además la Fiscalía ha elevado de 13 a 18 años de prisión su petición de pena para los dos acusados ya que entiende que ambos se intercambiaron a la chica mientras mantuvieron relaciones con ella y, por tanto, atribuye ahora a cada uno dos delitos de agresión sexual, uno en concepto de autor, por el que pide 12 años; y otro en concepto de cooperador necesario, por el que solicita 6 años más.

La acusación particular -ejercida por la víctima-- ha hecho la misma modificación y ha atribuido también dos delitos a cada uno, aunque en su caso solicita 13 años por el de autor y 9 por el de cooperador necesario, lo que suma penas de 22 años.

Por su parte, la defensa ha solicitado la absolución y ha considerado que las acusaciones han vulnerado el principio acusatorio -que consiste en que puede ser condenado en un juicio por un delito del que no ha sido acusado-- al cambiar la calificación "de forma tan sustancial" por algo que, a su juicio, "ninguna de las pruebas" demuestra.

En el juicio que se está desarrollando el fiscal ha manifestado que los hechos están "suficientemente claros y probados" a pesar de que existen dos versiones absolutamente contradictorias por parte de la víctima y los acusados.

Asimismo, ha considerado que la versión de ellos es "increíble" porque contaron que había mantenido primero sexo oral con uno de ellos y después sexo vaginal en dos ocasiones con el otro, y porque en ningún momento han hablado del deseo sexual de ella.

También ha calificado de "materialmente imposible" lo que contaron por el espacio de la habitación, ya que había dos camas, una ventana al lado de una de ellas y una mesilla de noche en medio.

Los acusados relataron que uno de ellos estaba en una cama con la chica y, tras mantener sexo oral con ella, el otro la acarició estirando el brazo y luego junto la cama, un relato en torno al que ha considerado que "han omitido detalles importantes", como quién movió la mesilla o en qué momento la chica se cambió de cama.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular se han referido a la sentencia de La Manada y han explicado que en este caso se trata de agresión y no abuso sexual porque "hubo violencia e intimidación", ya que la víctima manifestó que uno de los acusados la tiró sobre la cama, se sentó a horcajadas y la agarro por los brazos y el cuello.

En la misma línea, la acusación particular ha dicho que la versión de ella está plagada de detalles, "sin ambigüedades ni contradicciones".

La defensa ha apuntado a "múltiples contradicciones y ambigüedades" en la chica, como que dijo que estaba en "perfectas condiciones" y luego que estaba afectada por el alcohol, que le invitaran a fumar cuando los acusados no fuman, o que primero no recordara quién la tiró a la cama y se sentó sobre ella y después sí.

Además, ha apuntado a denuncia falsa y ha recordado que, según un estudio, la mayoría de ellas se producen para "buscar coartada, venganza o suscitar compasión o atención". En esta línea, el letrado ha destacado que la víctima llevaba varios años con su novio, con el que había roto y con el que, "qué casualidad, ha vuelto a recuperar después de una denuncia".

Además, ha argumentado que en la habitación la cerradura no estaba echada y que tenía acceso a su teléfono e incluso envió mensajes en los que no dijo que estuviera en peligro.

El letrado también ha recordado la declaración de los dos amigos de los acusados, que aseguraron que al despertarse la chica estaba allí "tranquila" e incluso fumaron un cigarro con ella.

Así, la defensa ha apelado al principio de inocencia y ha considerado que no existe ninguna prueba de cargo y no se ha desvirtuado la versión que los acusados han mantenido desde el inicio del procedimiento de forma lineal.

Antes de los informe y conclusiones, han declarado testigos como las forenses que examinaron a la víctima o la psicóloga que la trató, de Centro de Asistencia A Víctimas de Agresiones Sexuales (CAVAS).

Las forenses han determinado que, cuando vieron a la chica, "cognitivamente se encontraba muy bien, pero a la vez muy afectada emocionalmente", ya que fue "muy colaboradora, consciente y muy atenta", pero se la veía "triste, abatida".

Además, presentaba lesiones muy leves, como un enrojecimiento en la zona vaginal, que según han explicado, pueden aparecer "por falta de lubricación o por ser una relación sexual más fuerte o más violenta". Por ello, esta prueba no muestra que no hubiese consentimiento, aunque "no son esperables lesiones en una relación".

Han dicho que la chica presentaba un síndrome de estrés postraumático producido tras vivir un hecho traumático grave, que le provocaba no salir y estar en situación de alerta, la psicóloga de CAVAS ha manifestado que la víctima le relató los hechos y que le dijo que temió por su integridad y se dio por vencida porque solo quería que acabaran.

 

 
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