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Empiezan a demoler la capilla de la 'vidente' de El Escorial, que hizo de la fe un imperio

Luz Amparo Cuevas, que aseguró haber visto a la Virgen de los Dolores sobre un fresno en 1981, vivió protegida por Iglesia y Ayuntamiento. Construyó en torno a ella una polémica comunidad que acumuló patrimonio y riqueza y una capilla que este jueves, por orden del TSJM, y entre las celebraciones de quienes la acusaban de haber creado una secta, ha sido derribada

Capilla de la finca de Prado Nuevo en El Escorial. / Europa Press

Madrid

Más ilegal que milagrosa, al menos a ojos de la Justicia, el derribo de la capilla construida por la vidente Luz Amparo Cuevas en El Escorial ha comenzado este jueves a primera hora de la mañana. En lugar de la Virgen, se aparecieron los virginianos, la comunidad de defensores de Amparo Cuevas; pero lo hicieron sin éxito y no lograron detener la máquina que ha roto el tejado a bocados metálicos y cargado el cadáver de la polémica capilla en un camión.

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Sobre la construcción que decidió hacer la vidente en el lugar en que, dijo, se le apareció la Virgen de los Dolores en 1981 pesaba una orden de demolición basada en una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). La capilla de la finca de Prado Nuevo de El Escorial se levantó en terreno protegido. 

Aquello fue posible porque el Ayuntamiento autorizó en junio de 2012 su instalación provisional para un año prorrogable. Como si ya hubiera encontrado lugar para su descanso, solo dos meses después, la vidente que construyó una comunidad religiosa, para muchos vecinos una secta, falleció. Su cuerpo, también con autorización del Gobierno municipal, fue a parar al mismo suelo rústico sobre el que se erigió la capilla. Así que el mismo día en que su capilla sale de Prado Nuevo, también lo hace Amparo, sin destino conocido.

El presidente de la Asociación de Víctimas de las Supuestas Apariciones de El Escorial, Juan Carlos Bueno, ha señalado a EFE que “van a retirar el sarcófago durante la demolición de la capilla para que no sufra ningún daño”, según le han informado, pero no sabe “qué van a hacer con él”. No lo sabe, ni siquiera, asegura Bueno, la hija de la vidente.

Patrimonio, millones y la fe que movió más que montañas

Posibilidades para trasladar el cuerpo hay muchas. La red que la vidente parió llegó a acumular terrenos, inmuebles y sociedades cuyo patrimonio se cuenta en millones de euros. Su fe movió a miles de personas -incluso a famosos- que, llegadas de Argentina, México, Italia o Portugal, acudían al encuentro de quien se reclamó como "instrumento" de una voluntad divina; pero, en expresión de los periodistas Álvaro de Cózar y Flor Gragera, que indagaron en su opulenta estrutuctura, la fe de Amparo movió sobre todo terrenos.

El ruido de las máquinas pone fin a una batalla religiosa y judicial, en la que el Ayuntamiento, gobernado por el PP, se posicionó del lado de los seguidores de Luz Amparo Cuevas y recurrió la primera sentencia de derribo de 2016. Volvió a intentarlo hasta que se agotó el camino en el TSJM porque el Tribunal Supremo frenó el último recurso y el Consistorio acabó aprobando en junio de 2019 el desmontaje de la capilla.

Juan Carlos Bueno, junto a a otros vecinos y un puñado de organizaciones -Acción Plural, Plataforma Ciudadana Escurialense, Entorno Escorial, Escorial Laico, Izquierda Unida y Equo- intentaron desde 2012 llegar a lo ocurrido hoy. Finalmente, Bueno ha visto antes la salida de Amparo Cuevas que a su hermano, que internado desde hace 15 años en una de las residencias que creó la vidente, vive por completo apartado de su familia.

Partidarios y detractores de Cuevas se han agrupado este jueves a la distancia prudencial que marcaba el dispositivo de seguridad de la Guardia Civil. "Esta capilla no hace absolutamente ningún daño. Hoy, cuando he llegado y he visto la excavadora tirando la capilla... Es una sensación horrorosa de impotencia", protestaba uno de los primeros. 

A Amparo Cuevas se le apareció la Virgen sobre un fresno. Inspirada, narraba a través de la megafonía los mensajes que, decía, esta le transmitía. Han pasado 40 años hasta que a otros, como Juan Carlos Bueno, se les han aparecido las excavadoras. Iglesia -con su manto protector- y Estado -la parte correspondiente al Ayuntamiento de la localidad- permanecieron del lado de Cuevas durante ese tiempo. La capilla, símbolo del poder de Amparo Cuevas sobre la tierra, tierra rústica, ha quedado hecha madera retorcida. Bueno sigue reclamando que se retiren los fondos estatales con los que se sustentan las residencias de los 'virginianos'.

 
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