Detectan una perrera ilegal con galgos en condiciones precarias
Tres no estaban vacunados contra la rabia y dos estaban desnutridos y deshidratados
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Algunos ejemplares mostraban heridas y una extrema delgadez / Ministerio Interior/Guardia Civil
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Burgos
La Guardia Civil ha investigado en Burgos a B.J.B., R.D.R.C. y D.J.I. con edades comprendidas entre los 40 y los 44 años de edad, como presuntos autores, en distinto grado de autoría, de los delitos de abandono de animales domésticos y de usurpación de bien inmueble al construir las instalaciones donde albergaban trece galgos en malas condiciones y sin autorización del propietario de la parcela.
Según ha informado la Guardia Civil, en el lugar cohabitaban diez ejemplares adultos y tres cachorros, distribuidos en siete perreras techadas, cuya deficiente construcción ponía en peligro la integridad de los animales, ya que se habían utilizado materiales de desecho, como restos de valla de obra a modo de puertas, alambres para su sujeción, puntales y bloques de hormigón.
Las instalaciones carecían de las debidas condiciones higiénico sanitarias y de bienestar animal que exige la normativa y presentaban una suciedad generalizada con multitud de deposiciones acumuladas sin retirar. La operación se inició a partir de una inspección conjunta llevada a cabo por el SEPRONA y efectivos de Policía Local de Burgos, acompañados por un Técnico Inspector sanitario veterinario y un operario de la perrera municipal, ambos del Ayuntamiento de Burgos, a una parcela ubicada en un barrio de Burgos de los extrarradios de la capital, en la que se levantaba una construcción a modo de albergue o perrera, destapó la presencia de trece galgos en su interior.
Las gestiones llevadas a cabo confirmaron que diez galgos adultos eran de tres propietarios distintos. De estos perros, solo tres se encontraban al corriente en cuanto a la vacunación contra la rabia, en tanto que los tres cachorros restantes se encontraban aún sin identificar. Por otra parte, dos ejemplares adultos fueron intervenidos de manera cautelar al objeto de recibir atención veterinaria, tras comprobarse su deficiente estado de salud, gran deshidratación y desnutrición.
Uno de ellos presentaba una importante herida abierta en el cuello y el otro un severo problema intestinal. La única comida que se encontró en el recinto fue pan duro, almacenado en dos grandes bidones localizados en el interior de una estancia abierta. Consultada la propiedad del terreno donde se levantaba la perrera resultó pertenecer a una tercera persona, la cual desconocía la situación al no haber dado su autorización para su construcción ni su consentimiento para alojar a perros en su interior.