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Juan Barreno

Misterios del barrio de San Isidro

Los vecinos de San Isidro construyeron sus casas con chozos sobre las piedras de las antiguas murallas

Juan Barreno. / JUan Barreno

Algeciras

En el siglo XVIII, en los primeros años del resurgir de la ciudad de Algeciras, los vecinos de San Isidro construyeron sus casas con chozos sobre las piedras de las antiguas murallas, usando matas y arbustos para dar forma a los techos, de ahí su nombre original que se llamó el barrio de Matagorda.

Misterios del Barrio de San Isidro

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Al parecer, en la antigüedad, sobre la zona más alta del barrio existía una fortaleza o castillo que, a falta de prospecciones geológicas que nunca se hicieron, o algún descubrimiento de documentación histórica, no se sabe muy bien sus características.

En el año 1705, solo un año después de la toma de Gibraltar y el éxodo de su población al resto de la comarca, el monje francés Jean Baptiste Labat pernoctó tres días en Algeciras. Labat fue un clérigo, botánico y explorador, nombrado ingeniero por el gobierno francés por sus conocimientos científicos. Tras ingresar en la orden de los dominicos recorrió medio mundo.

Labat, sobre Algeciras, escribió que solo se veían algunos tugurios diseminados, aquí y allá, en medio de una infinidad de ruinas, que únicamente quedaba intacto el castillo que decían que había sido del conde D. Julián, el cual murió en el siglo VIII. También decía en sus escrituras de principios del siglo XVIII que le costaba trabajo creer que fuera del conde D. Julián, pero, sin embargo, tras alojarse en aquella fortaleza, le contaron que el conde, su antiguo dueño, acudía algunas noches a visitar sus tesoros allí escondidos, casi siempre de mal humor, pero, según cuenta Labat, aquella noche no apareció para su contento. Y prosigue escribiendo que el Gobernador, Alcaide, Capitán o Conserje de aquella fortaleza, que de todo hacía el hombre encargado, le recibió a él y a sus acompañantes de forma muy amable, allí en el cerro de Magaforda. Dice que había allí 25 ó 30 soldados de infantería, lo que no es de extrañar, porque en aquella fecha se estaba produciendo el asedio español y francés para tratar de recuperar Gibraltar, allí estaba lo más escogido de las dos compañías que componían la guarnición. Labat también escribió que curioseó los rincones acompañado de un cabo vasco que sabía francés y refiere una excursión que hicieron por un subterráneo del castillo donde había unos 100 escalones altos y anchos, gastados de puro viejo, y que ese pasadizo conectaba con una cueva natural de grandes dimensiones.

Pues ya ven, una gran cueva inexplorada y enterrada en nuestro barrio de San Isidro, que no nos sorprende del todo por la cantidad de agua subterránea que se encuentra tanto en el propio barrio, como en el resto de la ciudad, por los ríos ocultos que sabemos que bajan desde lo más alto en busca del mar.

En el verano de 1994, en una casa del Secano, mientras se hacían unas obras, apareció la entrada a una caverna con las típicas formaciones calizas de estalactitas y estalagmitas, que fue inmediatamente cerrada y ocultada por los dueños de la casa, ante el absurdo temor de una intervención que paralizara las obras. Esta casa estaba a 250 m. escasos de lo más alto del barrio de San Isidro.

¿Será verdad que habrá en el barrio de San Isidro algún tesoro escondido?. Nunca lo sabremos.

 
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