Un año para despertar
La Firma de Pedro Brouilhet
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Un año para despertar, la firma de Pedro Brouilhet
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Palencia
Muchas veces he leído versos de un pastor luterano alemán:
«Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas
guardé silencio porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas
guardé silencio porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas
no protesté porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a por los judíos
no pronuncié palabra porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a por mí
no había nadie más que pudiera protestar.»
Podríamos hacer una paráfrasis de estos paradigmáticos versos utilizando los graves problemas que aquejan hoy a la gran Familia Humana al comienzo de 2020: los efectos del cambio climático; el enquistamiento de las crisis económicas y de valores; el afianzamiento del capitalismo más salvaje aupado por la mentira y la xenofobia; el resurgimiento de los nacionalismos demagógicos europeos; los independentismos que desplazan a la mitad de la población en nuestro país, el invierno árabe, el sufrimiento de los refugiados y el auge del terrorismo en muchos lugares del planeta…
A ello podríamos añadir los retos de nuestra querida Palencia: la despoblación cada vez mayor, la falta de futuro para nuestros jóvenes, los pocos proyectos ilusionantes que nos ofrecen nuestras autoridades, los recortes encubiertos en sanidad y políticas sociales, el deterioro de muchas carreteras e infraestructuras, la falta de inversiones y de suelo industrial, el abandono de muchos barrios en la cuidad…
¿Nos quedaremos de brazos cruzados? No. ¡Plantemos cara! No podemos dejarnos atenazar por el miedo, la indiferencia o la creencia, como denuncia el poema anterior, de que ya hará alguien algo.
¡Ese alguien somos cada uno de nosotros! Construyamos barricadas que detengan el mal. No las barricadas de la violencia, sino las del amor. No las del odio, sino las del perdón. No las de la descalificación, sino las del diálogo y el entendimiento. No las de la inacción, sino la de la militancia, el voluntariado y la generosidad…
Bienvenidas las barricadas humanas: la esperanza, el amor como motor de cambio, y la comunidad como medicina para sanarnos las heridas.
Aquí va mi hombro, a unirse al vuestro para hacer nacer un mundo mejor.