Zucchero, cómo hemos cambiado
El rockero y bluesman italiano con más repercusión de la historia publica un nuevo disco lleno de experiencia y potencia sonora
Fuenlabrada
Digamos que el nuevo disco del italiano Zucchero, titulado con las siglas ‘D.O.C.’, tiene su propia denominación de origen. El veterano músico vuelve a transitar con 'Freedom' por los caminos del rock de estribillo anglosajón con ese toque mediterráneo y transalpino que le ha llevado a ser toda una referencia mundial. Es éste el 14º disco de estudio original en casi cuatro décadas de carrera, pero vamos a poner la marcha atrás para remontarnos a esos primeros días.
Zucchero, cómo hemos cambiado
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Adelmo Fornaciari adoptó desde niño el apodo de ‘Azúcar’, ‘Zucchero’ en italiano, y siempre tuvo claro que la música sería su vida. Pero durante los años 70 y los primeros 80 fue más músico que cantante y más protagonista por las canciones que escribía que por interpretarlas. Por ejemplo, es autor del ‘Yo no te pido la luna’ que publicó Fiordaliso. Después de dar el paso y presentarse a varios festivales, en 1983 publica su primer disco ‘Un po' di Zucchero’, teñido de costumbrismo sonoro italiano y heredero de la tradición melódica que en la década anterior habían dominado sus compatriotas. ‘Una notte che vola via’ fue su primer single. Pero rápido comprendió que ese no podía ser su futuro.
Un viaje a California sentó las bases para que Zucchero internacionalizara su sonido con las tendencias que funcionaban al otro lado del Atlántico y se notó en su segundo álbum, de 1985 y con la banda del bajista Randy Jackson. La línea melódica seguía siendo la misma en temas como 'Donne' pero con una producción más acorde a la década en la que estaba. Un tercer disco lo mantuvo al alza pero se terminó de consagrar en 1987 con el disco ‘Blue’s’ y su primer clásico, ‘Senza una donna’.
Comenzaron con este tema sus grandes colaboraciones, porque después de su publicación en Italia regrabó cuatro años después la canción junto a Paul Young en una magnífica interpretación que lo encumbró en el mercado internacional. Joe Cocker, Miles Davis, Ray Charles, Eric Clapton y hasta Pavarotti se dejaron ver con él en un escenario, bautizándolo como el más grande bluesman italiano y miembro de tan insigne club de músicos. Antes de cerrar la década, en 1989 presentó ‘Oro, incienso e birra’, donde recogía, entre otras, la movidita ‘Diavolo in me’.
Tras este disco, el italiano estrenaba década con un grandes éxitos en el que recogía algunas de las colaboraciones antes mencionadas, pero una de las más espectaculares la dejaba para su disco de 1992, ‘Miserere’, en el que incluía el tema del mismo nombre en colaboración con Pavarotti.
Por cierto que el cantante que contrató para grabar la demo de esta versión y mandársela a Pavarotti fue Andrea Bocelli, entonces desconocido y cuya carrera despegó de la mano de Zucchero, al que arrebató el cartel de disco italiano más vendido de la historia. Pero volvamos al rock blues de gran escenario que tan bien se le da y que tenía un gran ejemplo sonoro en el single ‘Per colpa di chi’, incluido en 1995 en ‘Spirito DiVino’.
Por supuesto también dominaba las distancias cortas y lo demostraba con temas lentos que, aunque le salían más convencionales con los pildorazos guitarreros, también tenían su impacto. De hecho en ‘Bluesugar’, su disco de 1998, el single de más éxito fue ‘Blu’.
Pero fue con la llegada del nuevo milenio cuando Zucchero rompió todos los límites con su tema más representativo y radicalmente exitoso: ‘Baila’, una canción excepcional que gracias a su repercusión tuvo que ser regrabada en varios idiomas, entre ellos el español, aunque ya era habitual que muchos de sus estribillos se convirtieran al inglés para mayor trascendencia. Pero la enorme repercusión de ‘Baila’ convirtió al tema en todo un clásico.
El italiano acababa de alcanzar la cima de su carrera sin la presión de tener que demostrar nada que no hubiera hecho ya en los 20 años anteriores. Aunque aprovechó para publicar otro de sus muchos grandes éxitos con colaboraciones de todo tipo y regresar cinco años después, en 2006, con el disco ‘Fly’, donde no había quizá tanto rock pero sí seguía intacto el ritmo en temas como el single ‘Bacco Perbacco’.
Peguemos ahora un salto en el tiempo, hasta el año 2012, para encontrar ‘La sesión cubana’, un disco grabado en Cuba y presentado en uno de los mayores conciertos de un artista europeo en la Cuba post-Revolución. Digna de escuchar es la versión traducida que hizo del clásico ‘Guantanamera’.
Pero hemos llegado al final del camino y nos vamos a despedir con un buen disparo sonoro de la mano de su disco de 2016, el último hasta ahora, que se llenaba de instrumentos y, como de costumbre, de ritmo con el tema elegido para su presentación, ‘Partigiano Reggiano’.