Cementerios
Carlos Jurado
Jerez de la Frontera
Está de moda crear concursos.
Quizás sea una prolongación de esa competencia extrema en la que interesa que vivamos. Lo importante no es ser mejor sino ser mejor que alguien, a cualquier precio. Y esto sólo nos hace peores.
Pues bien, como a estas alturas todo está inventado salvo la vacuna de la estupidez, hay que rebuscar en el desván del absurdo.
Y a alguien se le ocurrió averiguar cuál es el mejor cementerio de España.
La iniciativa está encabezada por la presidente de las funerarias de España, que de muertos entiende un rato.
Pero... ¿Y quienes votan? Si va de restaurantes votan los comensales. Si es literario los escritores,...
Pero, salvo Franco,... ¿Votan los muertos?
O por contra... ¿Es de recibo que voten los vivos sobre las bondades de tal o cual cementerio?
La competición fue encarnizada. Dos cementerios gaditanos la comandan: Villaluenga y Olvera. Gana Villaluenga pero Olvera impugna porque varios cientos de votos proceden del mismo vivo.
A la postre, el de Olvera es declarado el mejor cementerio de España.
Ni les cuento el alborozo de los difuntos.