"Hace cuatro meses nos entregaron el chalet y ahora está todo inservible"
En Cantabria seis familias de Carrejo que llevaban cuatro meses viviendo en sus chalets recién construidos no entienden como nadie les alerto del peligro de inundaciones
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Entrevista afectado inundaciones (24/10/2019)
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Cabezón de la Sal
El Gobierno de Cantabria ha comenzado a valorar los daños causados por el último temporal con los ayuntamientos más afectados por las fuertes lluvias caídas. También ha iniciado las labores de achique del agua que aún inunda algunas zonas, sobre todo en la parte occidental de la región.
Una vez más toca hablar de daños económicos, pero también de búsqueda de responsabilidades y de posibles soluciones. Realidades que hay que estudiar una a una. Aquí en la Ser hemos miramos a punto concreto, la localidad de Carrejo en Cabezón de la Sal.
Por la entrada del pueblo pasa un aliviadero que conecta el río Rumaldero en Santibáñez con el río Saja. Con apenas unos centímetros de agua diariamente, en la jornada de ayer su caudal comenzó a crecer de tal forma que no se distinguían sus límites y el agua entraba en las viviendas colindantes hasta alcanzar unos sesenta centímetros.
Una urbanización de siete chalets de reciente construcción en la entrada de Carrejo se ha visto afectada. Los vecinos apenas llevaban unos meses viviendo allí y sus muebles recién comprados han quedado destrozados por la entrada del barro. Jose Manuel Borrallo uno de los afectados explica que el agua les llegaba por la rodilla.
“Hemos comprado los chalets pensando que estaba todo en orden, si no es así alguien tendrá que responder, el promotor o el Ayuntamiento, nadie nos dijo que esto podría ocurrir”. Este afectado añade que la zona del río no está limpia hay ramas que se van acumulando y que entorpecen que el agua fluya.
Carlos García secretario de Arca lo tiene claro, el agua es imparable y la responsabilidad la tienen los Ayuntamientos que dejaron construir en zonas inundables. Por tanto, aunque suene drástico, no queda otra que retirarse de esos espacios en los que no es posible vivir seguro.
De cara a la búsqueda de soluciones apunta que hay que garantizar la seguridad de quienes viven en esas zonas y habrá que cometer actuaciones, pero en ningún caso pasan por cortar los bosques de ribera ni levantar escolleras que conviertan el río en un canal haciendo que el agua vaya más rápido y la catástrofe sea mayor.