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"Canarias debe replantear su modelo turístico hacia la digitalización y las personas"

El presidente de la Asociación de Expertos Científicos en Turismo y también profesor de la ULL, Eduardo Parra, advierte de que la inversión en estructura físicas ancla al sistema en un modelo desfasado

San Cristóbal de La Laguna

La quiebra del turoperador británico Thomas Cook abre un escenario de “incertidumbre y fuertes riesgos” hasta la finalización del año 2019. Es la predicción del último informe de Exceltur publicado esta semana en donde se destaca que hasta el cese de las operaciones del turoperador, que se había convertido en la tercera aerolínea que más pasajeros transportaba hasta Canarias (casi dos millones de pasajeros), el sector turístico había experimentado un incremento de su peso en la economía, aportando un 1,9% del PIB como consecuencia de una “mayor intensidad viajera” de los españoles y vinculado también al mantenimiento de la “demanda extranjera a las ciudades” favorecida sobre todo por el aumento de la conectividad de largo radio.

La organización empresarial destaca que se aprecia cómo se empieza a reducir el ritmo de creación de empleo relacionado con el sector (del 3,7% en junio al 3,2% en septiembre) y eso que el gasto, tanto nacional como extranjero, ha aumentado durante los meses de verano. Además, destaca el crecimiento de la demanda de destinos urbanos “por sus atractivos diferenciales” frente al descenso del interés de los visitantes por acudir a destinos de sol y de playa. De hecho, Canarias, ahora en plena temporada alta, es la zona turística más afectada por esta tendencia: tras analizar los datos de pernoctaciones, desciende entre julio y agosto un 5,4%; le sigue de cerca la costa levantina con un descenso del -4’9%, la de Andalucía con un -1,4% y las Baleares con un -1,1%.

Frente a este escenario, se abre de nuevo y más que nunca el debate sobre el modelo de industria turística en Canarias entre el sector empresarial y el público, aunque en la Universidad de La Laguna ya diagnosticaron la situación hace más de una década. El profesor Eduardo Parra, titular del departamento de Dirección de Empresas e Historia Económica y especialista en el sector turístico, además de presidente de la Asociación Española de Expertos Científicos en Turismo, considera que el Archipiélago debe cambiar ya su modelo adaptándose bajo tres pilares: las personas (porque ya no se debe hablar de turistas), la adaptación a los cambios macroeconómicos y el cambio de modelo tendente hacia un turismo digitalizado.

¿Cuándo fue la última vez que adquirió un paquete turístico?

[Resopla] Pues fue en el año 2000. Han pasado diecinueve años. Lo único que te puedo decir es que, de vez en cuando, paso por una agencia de viajes porque tenemos un convenio con la Universidad para los viajes de proyectos de investigación. El resto lo hago digitalizado.

El cambio de modelo está más que teorizado. El cese de las operaciones de Thomas Cook imagino que lo habrá visto como algo natural en la deriva del sector.

Lo de Thomas Cook es una muerte anunciada de lo que venimos trabajando desde hace más de diez años. Son tantos los elementos que han ido sucediendo y factores en la industria turística que era fácil prever que iba a ocurrir algo parecido a lo que ha finalmente ha pasado con Thomas Cook. En Canarias, no se terminaban de creer lo que está ocurriendo. Cuando hablamos de estrategia, la planteamos desde el destino, pero no existe un proceso de integración de las empresas en el destino. Muchas empresas han basado sus estrategias en mantener lo que ya existe: el paquete turístico.

Se refiere a aerolíneas, pasando por agencias y excursiones hasta hoteles…

Todo el sector. Cuando se trabaja de forma independiente y no coordinada entre el destino e integrando las estrategias de las empresas en la estrategia del destino, ocurren estas cosas. A eso hay que añadirle factores que no controlamos como el comportamiento de las personas y empresas de otros sectores que ven en el turismo un proceso de inversión de más rentabilidad y que cambia los modelos que han existido. En los últimos dos o tres años habíamos asistido a la quiebra de aerolíneas. Ya nos estaban indicando que algo así iba a pasar.

¿El sector se creía invencible? Ya se han recuperado una buena parte de las plazas aéreas.

El sector tiene una estructura tan compleja y tan grande que nos da miedo el cambio. Ese miedo genera una ceguera poco estratégica que conduce a no tomar decisiones y que influye en el día a día. El sector va poco a poco y cuando ocurre algo gordo como el cese de Thomas Cook, hemos tenido que pensar rápidamente a ver cómo se puede tapar la grieta de agua. Se ha puesto un tapón, pero eso no significa que sea el arreglo definitivo. Se tiene que pensar en que tenemos que cambiar toda la tubería. Quizás la tubería del modelo turístico necesita una nueva adaptación, nuevos materiales para poder competir en el sector durante la próxima década.

No es una cuestión de medio plazo.

Esto es para ya. En 2025 y 2026 son los años críticos: vamos a perder un millón de puestos de trabajo en general. En la industria turística habrá muchos despidos, claro. Estamos en un momento en el que hay que pensar y predecir lo que va a ocurrir. Y si no lo hacemos, nos encontraremos otra vía de agua porque tenemos las mismas tuberías. El día que tengamos muchas vías de agua y con la misma tubería, el problema es que reventará y entonces no tendremos capacidad para hacer frente a esa tubería totalmente rota.

El mundo virtual turístico, ¿cómo podría ser?

El avión seguirá existiendo, probablemente con más eficiencia, menos consumo y con menos vuelos, derivado del comportamiento humano y del cambio climático. Los tipos de hoteles serán distintos a los del concepto tradicional basado en gran consumo de suelo y grandes servicios; los próximos hoteles sean más pequeños con muchos servicios con un personal muy digitalizado y con soluciones muy dinámicas a ese visitante que llega.

Cuando predice que se habrá menos vuelos, ¿es también sinónimo de que el transporte aéreo se reservará a unas élites que se lo puedan permitir?

El avión continuará siendo un elemento de movilidad muy globalizado y probablemente mejor y más equilibrado a una realidad de cambio climático y de condiciones naturales diferentes que la exige la propia naturaleza del planeta. No se puede mantener la locura que tenemos ahora mismo. Cuando se observan los vuelos que pasan por encima de Canarias, la gente podría asustarse.

¿Todavía estamos apostando por cantidad antes que por la calidad?

Escucho ese discurso desde hace veinte años. No es tanto ni una ni la otra. El modelo se va a mover en tres pilares: las personas (porque ya no se hablará de turistas) y sus necesidades, definición de quienes son, qué quieren, cuáles son sus condiciones en sus lugares de origen y qué esperan de su lugar de vacaciones; los cambios macroeconómicos porque el mercado tiene que adaptarse al incremento de la clase media en países como México, Brasil, China y en general el mercado asiático. Todos exigirán un modelo totalmente distinto. Además, también se tiene que tener en cuenta el proceso de comercialización: la tecnología nos lleva a un modelo turístico plataformizado.

¿Qué quiere decir?

Es tener plataformas en internet y crear modelos que restan riesgo financiero. Lo que se hace es buscar inversiones en activos que generen, de alguna forma, más rentabilidad.

La idea de crear una aerolínea no encaja en este modelo…

Tengo serias duda de que ese sea el camino. No estoy en lugares en donde se toma esas decisiones. Mi posición como académico es que con todo el escenario actual de factores, invertir en estructuras físicas y con grandes inversiones no tiene mucho sentido.

Estos tres conceptos desembocan en trabajar con datos y perfilar al turista. ¿Cuál es la persona que querría venir a Canarias?

El problema es que no sabemos los comportamientos de las personas. Nos estamos encontrando con una pirámide demográfica en la parte de debajo – los millennials- que están generando un comportamiento totalmente distinto al del interesado por el paquete tradicional. Son personas que buscan otra serie de planteamientos: hacen otras cosas e incluso virtualizan el destino. Otra forma de explotación puede ser la virtualización de los viajes a Canarias. No hace falta estar en el destino: preparamos paquetes virtualizados que vendemos porque alguien quiere venir de ese modo. Parece una utopía pero eso está ocurriendo.

¿Dónde ocurre?

En China ya hay gente que no viaja de u lugar a otro sino que con tecnología de realidad mixta o virtual y empieza a consumir contenidos.

¿Localiza algún lugar en España donde se haya adoptado una senda parecida a lo que plantea?

Observo que en Valencia se trabaja sistemáticamente en un proceso de digitalización constante donde el destino es quien desarrolla la estrategia y las empresas se acoplan a ella. Es un proceso de cooperación. Que las empresas se integren en la estrategia es fundamental. Si cada uno va por su lado, lo que nos encontramos es una mezcla que no es nada beneficiosa para el destino.

En Canarias, ¿cuáles son los puntos de unión de la academia y el sector?

Tendríamos que hacer un esfuerzo en intentar agilizar procesos que nos permitan disponer mucho más rápido de infraestructuras para el análisis de datos. Todo tuvo su inicio en Adeje, en donde se ha trabajando muy activamente. También en Arona y en el Puerto de la Cruz.

¿Con qué resultados?

El trabajo en Puerto está en fase beta. Más de año y medio de trabajo. Se creó un sistema que no acercaba a los datos. Queríamos delimitar las ideas fundamentales de los comportamientos de las personas y la imagen del destino. Se trabajó con todos los empresarios del Puerto para definir y delimitar qué aspectos serían importantes para ellos para luego tomar decisiones. Partimos de esas dos premisas y luego se convirtieron en dieciséis. Así los empresarios podían tomar decisiones sobre una base con toda la información disponible.

¿Las empresas están entendiendo estos cambios que vienen desde la universidad?

Nos dimos cuenta que tenemos un gran laboratorio. Se han dado pasos para afianzar la relación. Creo que los empresarios se han dado cuenta de que los científicos los pueden ayudar a tomar decisiones sobre lo que está sucediendo.

¿Las recientes ayudas del Estado y, en general, las Administraciones Públicas deberían redirigirse?

Me gustaría ver que las decisiones políticas se dirigieran también por esta dinámica. Me gustaría ver que la inversión pública y las posibles soluciones a la vía de agua que tenemos no se encaminaran únicamente a comprar plazas a las líneas aéreas. Se debería empezar a planificar un escenario turístico diferente con condiciones de ajuste distintas a los términos de cantidad, más ajustadas a la realidad del territorio que tenemos.

Se habla de la segmentación de la economía canaria y de los monocultivos. ¿Deduzco que al sector le queda vida siempre y cuando se adapte en este sentido?

El sector turístico será una de las grandes industrias que tire de las economías mundiales. Lo que está claro es que para que eso genere economía e ingresos tenemos que saber por donde caminamos. Como destino, deberíamos empezar a darnos cuenta –aunque ya es tarde- de que debemos vender y desarrollar elementos alrededor de la industria turística: internacionalizar formación, internacionalizar procesos productivos en hoteles, también todo lo que se hace en oferta en destino, el turismo activo que se ha desarrollado… Existen unos elementos que, paquetizándolos bien, se puede difuminar por el mundo para que la economía tenga un retorno.

 
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