Distorsión autonómica

Asturias

Primera reunión entre el Gobierno del Principado y los grupos parlamentarios para hablar de la futura negociación de la financiación autonómica. En principio, tanto el ejecutivo regional socialista como el resto de los partidos son proclives a acudir a las reuniones con el gabinete central y el resto de las comunidades con una propuesta común que cuente con el mayor respaldo posible en el Parlamento regional.

El presidente del Principado, Adrián Barbón, se mostró convencido de que este pacto es posible siempre que las fuerzas políticas se olviden del partidismo y piensen sólo en los intereses de Asturias. Pues claro que sí, lo que plantea Barbón es, sin ninguna duda, lo más adecuado. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica. ¿En verdad es posible que los partidos –sin concretar si son de aquí o de España en su conjunto, ya que es imposible hacer esa diferenciación- pongan por encima de sus propios réditos los de Asturias? ¿Es que, por ejemplo, el socialista Adrián Barbón o la popular Teresa Mallada van a enfrentarse a Pedro Sánchez o a Pablo Casado si, pongamos por caso, estos plantean que la población sea el factor más influyente en el reparto de los fondos entre las diferentes autonomías?

La tensión en la negociación de la financiación autonómica va a ser máxima. El dinero es el que es y la deriva extremista catalana va a influir de forma determinante en todo el proceso. Se quiera aceptar o no lo cierto es que éste nace viciado, hasta el punto de que los nacionalistas catalanes defienden reuniones bilaterales con el Gobierno de España, negándose a sentarse en una mesa a hablar de financiación con el resto de las autonomías.

Realmente sería muy importante que los grandes partidos asturianos sostuviesen un plan común, y que lo hiciesen contra viento y marea, pero a la vez sería indispensable que lo acordasen también con otras comunidades con intereses iguales o parecidos a los del Principado. Hay mucho en juego.