Guerrero y la insurrección republicana de 1869
José Antonio Guerrero, Alcalde y Gobernador Civil de la ciudad, injustamente olvidado en nuestras calles.
Valencia
Hoy, 16 de octubre de 2019, hace 150 años que Valencia fue bombardeada por el ejército estatal para sofocar la insurrección republicana federal que mantuvo en vilo a la ciudad durante ocho días. Uno de los líderes de la revolución fue José Antonio Guerrero, Alcalde y Gobernador Civil de la ciudad, injustamente olvidado en nuestras calles.
16 de octubre de 1869, 9:30 horas de la mañana. El general Prim, presidente del gobierno, da la orden de bombardear la ciudad de Valencia con el objetivo de sofocar la rebelión republicana federal que había comenzado 8 días antes. Rafael Primo de Rivera dirige el ataque de los cañones situados en la calle Sagunto, en el Cuartel de San Francisco (actual plaza del Ayuntamiento), en el portal de San Vicente y en Patraix, desde los cuales se disparan más de 1.500 proyectiles durante seis largas horas. La batalla que enfrentaba a unos 6.000 milicianos, denominados Voluntarios de la Libertad, contra un ejército de 22.000 soldados, había comenzado el día 8 en las calles de Valencia como una guerra de guerrillas urbanas. El brutal bombardeo obligó a la rendición de los jefes republicanos y al fin de uno de los episodios históricos más apasionantes y desconocidos de nuestra historia.
Uno de los jefes republicanos y protagonista de los hechos de octubre de 1869 fue el entonces alcalde de la ciudad, José Antonio Guerrero. Nacido en Valencia en 1808 (otras fuentes lo sitúan en 1812), en 1834 ya formaba parte de la Milicia Nacional, participando en la primera guerra carlista, donde fue condecorado. De ideales republicanos, formó parte del consistorio de Valencia en 1840 durante la regencia de Espartero y posteriormente fue diputado provincial. Perteneció a la Junta Revolucionaria de la ciudad y al triunfar la revolución de 1868 fue nombrado Gobernador Civil hasta que le sustituyó José Peris y Valero. Fue elegido alcalde y diputado por el Partido Republicano Democrático Federal en las Cortes Constituyentes de 1869. Ese año, y después del decreto del capitán general Rafael Primo de Rivera para disolver la Milicia, estalló la insurrección al frente de la cual estaba Guerrero. En sesión del 16 de enero de 1870, el Ayuntamiento Republicano de Valencia le nombró Alcalde Honorario.
José Antonio Guerrero murió en Valencia en 1891 y su entierro se convirtió en una demostración del sentimiento y el cariño que los valencianos profesaban por su paisano. En 1903 el Ayuntamiento propuso su nombre para rotular la plaza del Carmen, pero Teodoro Llorente, entonces cronista de la ciudad, sugirió otra calle con menos arraigo y tradición: la de Calabazas. La rotulación oficial no se llevó a cabo hasta el 5 de agosto de 1906, un domingo festivo para el republicanismo valenciano que ese día vería como tres Patriarcas de las Libertades, pasaban a formar parte del espacio conmemorativo de Valencia: Sorní, Ripoll y Guerrero.
Aquel domingo de 1906, en la esquina de la calle Calabazas con San Vicente (lugar que ya no existe tras la apertura de la avenida de María Cristina) bajo la atenta mirada de centenares de valencianos, se descubrió al son del Himno de Riego la lápida con el nombre de José Antonio Guerrero, al que se le había dedicado la calle. El nombre del patricio valenciano estuvo vigente hasta 1940, cuando el gobierno franquista arrasó con todo lo que oliese a republicanismo. Algunos de estos personajes que fueron depurados del nomenclátor callejero durante la posguerra volvieron a dar nombre a una calle o plaza a partir de la restauración de la democracia en 1979 (José María Orense, Cayetano Ripoll, etc…). Pero entonces (ni ahora) nadie se acordó de José Antonio Guerrero, decano de la democracia española, alcalde de la ciudad, ilustre desconocido, patricio ignorado en el espacio público conmemorativo de su ciudad natal.
