CyL, un gobierno viciado

León

¿Para esto quería Ciudadanos pactar con los populares el gobierno de Castilla y León?.

Mientras el nuevo presidente de las cortes regionales trataba de habilitar un segundo domicilio con subvención pública, el director general del Profesorado, otro salmantino en Valladolid, mantenía escondido aún su dudoso currículo pedagógico e investigador que, una vez aireado, lo llevó a dimitir.

En el colegio de la localidad leonesa de Riaño, parte de la España Vaciada, los alumnos de la ESO carecen en el inicio de este curso de los profesores de inglés, francés y lengua castellana. Al lado de este ejemplo de las penurias educativas que salpican la geografía regional, supimos ayer que el gobierno de la comunidad sí tuvo tiempo de contratar a 14 personas para puestos de confianza en el área de mando del presidente Fernández Mañueco.

Ocultos hasta ayer estos contratos, incluso para el para propio consejero de Transparencia Francisco Igea, los costes de estos catorce amigos superan los seiscientos mil euros al año.

Mientras se regalan estos sueldos públicos, entre otros a senadores populares que han quedado en paro, como la leonesa Esther Muñoz o Ignacio Cosidó, el gobierno de la Junta de Castilla y León ofrece a los sanitarios de atención primaria platos de comida-basura para que alivien el hambre durante las horas de guardias en los centros de salud.

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Nada ha cambiado en un gobierno que ha nacido al calor de un pacto de silencio entre camaradas de la derecha y derecha extrema, diseñado y dirigido desde Madrid y al que los intereses y necesidades de estas nueve provincias de una comunidad en decadencia le importan un huevo.

Sin el favor de las ejecutivas nacionales respectivas, el presidente Mañueco y el vicepresidente Igea, sobreviven en la zona fría de intemperies orgánicas. Y con ellos, nosotros, ciudadanos de segunda o de tercera.