Campeones del mundo con ADN Unicaja
Scariolo como guía y artífice; Ángel Sánchez-Cañete, ayudante; Enri Salinas, en la preparación física y Carlos Salas, como doctor son los cuatro campeones del mundo hechos en Málaga
Málaga
Campeones del mundo. Ganando de 20 puntos a la gran Argentina de Scola y Campazzo, con un juego estelar en ataque, sublime en defensa e innegable en el gen competitivo. Los 12 elegidos dieron una lección durante todo el torneo, y tras ellos, cuatro personas con tintes cajistas. Todos con funciones distintas, pero igual de importantes.
De Unicaja para el mundo: Sergio Scariolo, Ángel Sánchez-Cañete, Enri Salinas y Carlos Salas. El primero, el gran arquitecto del triunfo. El técnico italiano, afincado en Marbella y malagueño adoptivo, ha logrado su séptima medalla (cuatro oros, una plata y dos bronces) cohesionando una generación irrepetible con otros complementos de gran talento para formar un grupo ganador.
Quiso acordarse de todos nada más levantar la copa. Jaime Fernández y Alberto Díaz pusieron su ladrillo en ese éxito mundialista. "Estos días he visto muchas fotos de Benahavís [donde comenzaron las ventanas FIBA]. Y aquí hay jugadores que empezaron allí. Realmente miras atrás y piensas en cuántos chicos han puesto su trabajo, su semana libre y también el sacrificio de los clubes... Seguramente tendrán su medalla de oro, me comprometo desde aquí", dijo el exentrenador del Unicaja.
No menos relevante en lo táctico ha sido Ángel Sánchez-Cañete. El segundo entrenador de la Selección, que lo es también del Unicaja, ha sido crucial en la preparación de los partidos siendo la pieza de ayuda perfecta para Scariolo.
El éxito de rendimiento lleva el nombre de Enrique Salinas. El preparador físico de la cantera del Unicaja puso a punto a una Selección capaz de secar a Italia, pasar por encima de Serbia o aguantar dos prórrogas de taquicardia contra Australia. El doctor malagueño Carlos Salas, que formó parte del staff del Carpena en el pasado, es otro de los representantes del club verde.
La selección en la que no todos creían, acabó creyéndoselo. Tanto que convirtió las críticas en un oro eterno. Unicaja aportó su granito de arena, aunque no haya sido posible en la pista. En el horizonte, unos Juegos Olímpicos para conseguirlo.