Una cruz nueva en la judería
La calle de la Cruz Nueva esconde en su trazado el corazón del que fue el recinto judío de Valencia

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Valencia
Cuentan las crónicas que cuando Jaume I entró en la ciudad de Valencia, no solo respetó a los pocos judíos que allí vivían, sino que promovió su llegada al nuevo Reino de Valencia y les concedió una amplia serie de privilegios. Pero la convivencia con la mayoría cristiana nunca fue fácil y después de varios pogromos durante el siglo XIV, los judíos fueron obligados a convertirse al cristianismo y finalmente fueron expulsados en 1492, quedando la judería de Valencia y las de otras muchas ciudades importantes del Reino, completamente arrasadas.
La judería de Valencia se levantó en la zona oriental de la ciudad, junto a la muralla árabe, en el entorno de la puerta de la Xerea. Aquí, durante los primeros años de existencia del Reino de Valencia, los judíos vivieron una época muy próspera en la que llegaron a contar con una sinagoga mayor y, al menos, otras dos sinagogas menores. Sobre la sinagoga mayor, que anteriormente había sido mezquita, situada entre las actuales calles del Mar y Muñoz Degrain, se erigió el convento de San Cristóbal, desamortizado y derruido en el siglo XIX para la apertura de la calle de la Paz. En cuanto a las sinagogas menores, una de ellas, se encontraba en la actual calle de la Cruz Nueva, muy cerca de donde posteriormente se construyó el Colegio del Corpus Christi.
Aquella sinagoga menor ha pasado a la historia negra de nuestra ciudad porque en ella tuvo lugar la detención y posterior quema en la hoguera de una parte de la familia del universal humanista valenciano Juan Luis Vives. Después de 1492, la sinagoga pasó a la clandestinidad, pero en ella todavía se daban cita algunos judíos conversos para celebrar su pascua. Delatados a la Inquisición y acusados por esta de querer sacrificar a un niño cristiano, fueron detenidos y quemados vivos en 1499. Luis Vives eludió la pena inquisitorial y marchó a París a estudiar. Ya nunca más volvería a Valencia.
Después de estos hechos, el Santo Tribunal decomisó la sinagoga y la convirtió en un lugar de culto cristiano dedicado a la advocación de la Santísima Cruz. En la misma puerta de entrada, sobre el parteluz se construyó una hermosa cruz de piedra de estilo gótico florido que pronto fue conocida popularmente como Creu Nova, (seguramente en contraposición a la de la antigua iglesia de la Santa Cruz del barrio del Carmen) denominación que acabó por extenderse a la vía donde desembocaba dicha puerta, conocida desde entonces como carrer de la Creu Nova.
La iglesia de la Cruz Nueva fue perdiendo poco a poco su uso como lugar de culto y tan solo se abría una vez al año con motivo de la celebración de la festividad de la Santísima Cruz. Pasó entonces a ser escuela de primeras letras e incluso fue usada, ya en el siglo XIX, como salón de actos donde la Sociedad Económica de Amigos del País entregaba sus premios. Las posteriores reformas urbanas y la apertura de la calle de la Paz acabaron por borrar cualquier vestigio de este histórico enclave, todavía vivo en nuestra memoria, sin embargo, gracias a la toponimia urbana y a la conservación de su antigua denominación: el carrer de la Creu Nova.