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CICLISMO

¡Impetuoso..., homérico!

Ángel Madrazo emociona en La Vuelta con un triunfo para el recuerdo

El gran día de Ángel madrazo, entrando ganador en Javalambre / Agencia EFE

El gran día de Ángel madrazo, entrando ganador en Javalambre

Santander

"¡Impetuoso..., homérico!". Pocas veces nadie expresó más cosas con solo dos palabras que Michaeleen Oge Flynn, el casamentero borrachín de 'El hombre tranquilo', cuando descubrió literalmente reventada la cama de John Wayne y Maureen O'Hara después de su noche de bodas. Seguro que si el legendario actor irlandés Barry Fitzgerald que ha pasado a la historia por ese papel hubiera estado en la tarde del miércoles en la Sierra de Javalambre, en Teruel, se hubiera quitado el bombín y, en honor de Ángel Madrazo, hubiera vuelto a decir: "¡Impetuoso..., homérico!", tras el triunfo del santanderino en la quinta etapa de la Vuelta a España.

La verdad es que esos adjetivos le podían haber cuadrado al `'Gorrión de Cazoña' en cualquiera de las etapas de esta Vuelta, en las que está atacando, día tras día, desde el control de firma, es el líder de la clasificación de la Montaña, el más combativo y, por fin, a sus 31 años, ganador de una etapa de alta montaña. Madrazo saltó  a principio de etapa, en compañía de su compañero del Burgos-BH Bol y de José Herrada, del Cofidis, con la esperanza de coger puntos en los dos primeros puertos de la jornada y dejarse llevar más tarde. La pasibididad del grupo de favoritos les dejó con 10' a 50 kilómetros de meta..., y fueron haciendo.

La subida a Javalambre, de 12 kilómetros, muy dura como demostraron las diferencias entre los grandes, fue increíble. Madrazo se quedó hasta cuatro veces del ritmo que marcaba Herrada. la última, la que parecía definitiva, a cuatro kilómetros de la cima. Pero se negó a rendirse. En contra de la lógica, en contra de las órdenes de equipo, "déjalo Madrazo, que mañana es otro día", y de la propia fatalidad que ha marcado su carrera, fue subiendo a chepazos, 50, 80 metros por detrás de Herrada y Bol, y les alcanzó en el último kilómetro. Ahí se demostró que el gorrión, en vuelo corto, es muy ràpido. Su demarraje a 400 metros de meta fue digno de uno de los del Gotha del sprint en cuesta, de Alaphilippe, de Valverde, de Gilbert... En cinco segundos saco 50 metros y pudo disfrutar en la recta final de su gran día.

Ángel Madrazo, que hace todo bien, pero nada extraordinariamente bien, que tiene más madera de héroe que de gragario, que ha padecido gravísimas lesiones, que después de no acabar de romper en uno de los mejores equipos del mundo, lo que hoy es Movistar, lleva varias temporadas en el alambre del ciclismo de plata (con suerte), ha conseguido en un paisaje lunar de Teruel con su valor, con su emoción, con su verdad, con su triunfo que hoy se hable de una Vuelta que había comenzado clandestina, solo para muy cafeteros.

Siguiente reto: llegar líder de la Montaña a Los Machucos y poder disfrutar del homenaje que le brindarán sus paisanos en la cuesta que lleva al Monumento a la vaca pasiega. ¡Impetuoso Madrazo, homérico!

 

 
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