La vida sigue igual
El Numancia ha comenzado mal la temporada, con cuestiones similares al año pasado: fallos graves, malas salidas tras el descanso...
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Cadena SER
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Soria
A veces uno tiene la sensación de tener ‘deja vús’, en esto del fútbol. Después de ver el Tenerife-Numancia del pasado domingo es como me quedé, con la sensación de haber vivido lo mismo. Y es curioso, porque en teoría han cambiado las cosas con respecto al curso anterior. Para empezar, el entonces entrenador rojillo está en el cuadro canario y el Numancia ya no tiene el mismo estilo de juego, que tan poco gustaba a la parroquia soriana, hay otros jugadores, etc, etc.
Pero sigue habiendo algo inalterable: los errores defensivos los seguimos pagando caros no, ¡carísimos! Porque en definitiva es lo que ha ocurrido estos dos fines de semana: fallos atrás que han sido sinónimo de goles. En Tenerife Zlatanovic no marca de cerca a Lasso, Derik pone inocentemente las manos por delante para (sin querer) tocar la pelota dentro del área y Sola se confía y se deja ganar la posición por Malbasic; y en casa ante el Alcorcón Derik se equivoca en la salida del balón y pierde el esférico en la frontal.
Y luego está lo de la salida de vestuarios tras el descanso. Si recuerdan, el año pasado salía en muchos partidos con la torrija por bandera, tanto el en la primera como en la segunda parte. De momento lo hemos visto en la segunda mitad: salida con empanada incluida y Alcorcón y Tenerife lo aprovecharon.
Luego es verdad que falta algo más de chispa y claridad en ataque… Pero qué quieren que les diga, a pesar de que aún no hemos estrenado el casillero de puntos y somos colistas… no me desagrada el equipo. Aunque algunos sigan diciendo que son todo jugadores de Segunda B, que no tienen experiencia y tal y cual. Yo estoy tranquilo, confío y espero que este sábado una victoria espante fantasmas. Tres puntos, por cierto, que serían más que los logrados en las tres primera jornadas del pasado curso (dos empates y una derrota).
Insisto, esto parece un ‘deja vú’. Todo mal, todo fatal, todo pinta negro, cero optimismo, es el apocalipsis, el fin del mundo… Vamos, que un año después, como cantaba Julio Iglesias, la vida sigue igual.