Agua bendita para las viñas

RIBERA DEL DUERO

Que nunca llueve a gusto de todos se confirma una vez más con las tormentas que cayeron ayer en la Ribera del Duero. Mientras los Bomberos de Aranda tuvieron que salir en nueve ocasiones para achicar agua y arreglar algunos desperfectos, al viñedo parece que le va a venir muy bien estas intensas precipitaciones. Las primeras estimaciones hechas por los expertos hablan de efectos más positivos que negativos. Los racimos no parece que hayan sufrido daños por el granizo que acompañó al agua, que sí será muy beneficiosa para esta última fase del desarrollo del fruto al haber empapado la tierra y haber llegado hasta las raíces de la planta. “En general podemos decir que nos han afectado positivamente, ya que aunque es cierto que han caído tormentas fuertes, el suelo ha empapado muy bien y el agua ha penetrado muy bien evitando escorrentías y aunque también es cierto que en algunos casos cayeron pequeñas piedras, al ir acompañada de tanta cantidad de agua no han hecho daños importantes a los racimos”, explica Alberto Tobes, técnico del Consejo Regulador.

Aunque las cantidades de agua registrada oscilan entre 15 y 25 litros por metro cuadrado, dice Alberto Tobes que las precipitaciones han sido generalizadas en todo el territorio de esta Denominación de Origen, donde el buen trabajo de aclareo de racimos de los viticultores contribuye también a que estas lluvias tengan más ventajas que inconvenientes y no provocarán problemas de humedad al nivel de la planta. “En este momento los viticultores han hecho una labor muy buena de aclareo de hojas y entonces no hay ningún problema porque el agua ahora mismo se encuentra a nivel de las raíces”, añade Tobes.