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Sucesos

Un hombre propina un puñetazo a un chico de 18 años tras negarse a entregarle la mochila

El agresor no paraba de repetir que la bolsa le pertenecía. La víctima lamenta que ninguna de las personas que se encontraban en el vagón del metro de Barcelona, donde sucedieron los hechos, hizo nada para evitar la agresión

Según el parte médico, el chico sufrió una contusión nasal con posible fractura / Cadena SER

Barcelona

Jordi Rofes, un chico de 18 años, cogió este domingo por la mañana el metro de Barcelona con la intención de pasar "un día de descanso" con una amiga en la playa. Sin embargo, terminó viviendo un auténtica pesadilla. Estando sentado en el interior del vagón, se le acercó un individuo de unos 30 años, de origen sudamericano, alto, de complexión atlética, "con una agresividad brutal", según explica el propio joven a la SER.

El hombre empezó a gritarle "¡Esta mochila es mía! ¡Esta mochila es mía!", ante la mayúscula sorpresa del chico, que no entendía lo que estaba sucediendo. El agresor intentó arrebatarle la bolsa a toda costa, a lo que Jordi se resistió. "Eran mis cosas", reafirma él.

En el transcurso de la discusión, entró en escena la supuesta pareja del agresor, una mujer también de origen sudamericano, que le gritó en repetidas ocasiones al joven: "¿Cómo va a ser tuya la mochila si es de mi novio?", recuerda la víctima.

El hombre, tras comprobar que el chico de 18 años se negaba en rotundo a cederle la mochila, le propinó un "fuerte puñetazo en la cara, concretamente en la nariz", según se recoge en la denuncia que Jordi presentó en la comisaria de los Mossos d'Esquadra.

La policía catalana, que ya ha abierto una investigación, no descarta la hipótesis de que el agresor, el hombre de 30 años, hubiera sufrido con anterioridad el hurto de una mochila similar (de la popular marca Quechua de Decathlon) y realmente creyera que la mochila del chico era de su propiedad. Sin embargo, no es la única hipótesis con la que trabajan los Mossos.

"Me anuló como persona"

El joven quedó en shock tras el puñetazo. "Me anuló como persona", explica. Ante el miedo de volver a ser golpeado, decidió entregarle la bolsa. Con el chico en el suelo, empezando a sangrar por la nariz, el agresor cogió la mochila y empezó a rebuscar en su interior, tirando al suelo los objetos. "Solo llevaba las cosas de la playa y unos tuppers", recuerda Jordi.

Tras no encontrar nada de valor, el hombre y la mujer se marcharon hacia la zona delantera del tren, sin que nadie se lo impidiera ni les recriminase la agresión. Jordi cogió del suelo el contenido de la mochila, como pudo, y salió del vagón en la estación de Alfons X de la línea 4 de la red de metro de Barcelona. Allí sufrió un ataque de ansiedad.

"Pedí ayuda a una vigilante de seguridad, que me dijo que lo único que podía hacer era llamar a una ambulancia", recuerda Jordi, quien fue trasladado al Hospital Dos de Maig de la capital catalana. El parte médico recoge "una contusión nasal con posible fractura".

Lamenta que nadie en el vagón le ayudó

Jordi, que aún se recupera del amargo momento, asegura que lo que más le dolió es que nadie paró a la pareja, ni les recriminó lo que acababan de hacerle. "El vagón iba medio vacío porque era pronto (alrededor de las 8.30h de la mañana de un domingo), pero nadie hizo nada al respecto para impedirlo. Como mínimo podían haberse interesado por saber si yo me encontraba bien", lamenta el joven.

 
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