El Palacio de Canedo despierta los sentidos
El propietario y la Once organizan una visita para conocer el paraje sin posibilidad de utilizar el sentido de la visión
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Arganza
El Palacio de Canedo se ha convertido en un espacio destinado a despertar los sentidos de la mano de la Once y demostrando la total accesibilidad de la finca. Una veintena de personas con y sin discapacidad visual han conocido los entresijos de este entorno de ocio y agroalimentario desde la perspectiva de una persona ciega. La iniciativa surgió a raíz de un encuentro que la propia ONG realizó en el palacio en 2016 con la participación de más de 200 personas.
Arancha Casado y Bernardo Vilorio, ambos con ceguera total, han sido los anfitriones de esta jornada después de que el pasado mes de septiembre recorriesen el palacio para conocer los secretos del palacio y aportar a los propietarios detalles sobre cómo mejorar la experiencia para cualquier persona con algún tipo de discapacidad.
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Olores, sabores y texturas que los protagonistas de esta experiencia multisensorial reconocen como únicas y que son fáciles de incluir con apenas unos retoques en la vivencia de cualquier persona con discapacidad. Tanto Arancha como Bernardo reconocen que, en la mayor parte de las ocasiones, no se trata tanto de una gran inversión sino de tener en cuenta pequeños detalles y contar con un personal bien formado para atender a este tipo de clientes
Quienes han recorrido la finca privados de su sentido habitual de la vista se han dado cuenta de la cantidad de matices que pueden perderse porque, reconocen, habitualmente, la vista suele ser el sentido principal para todas las personas. Un descubrimiento que llena de orgullo al propietario, José Luis Prada quien reconoce que todo su proyecto comenzó sobre la base de sensaciones.
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Arquitectos, diseñadores, periodistas y también la presidenta de la D.O. Bierzo y el presidente del Consejo Comarcal acudieron a la cita que se desarrollará durante toda la jornada con la experimentación con bastones de movilidad y antifaces y gafas que privan de la visión tanto en la bodega como en el edificio y las viñas.
