Sala Azul
Marta López García
Bilbao
Ojalá que tus días y horas, como las de otros muchos niños, estuvieran cargadas de sonrisas y aprendizajes.
Ojalá verte con una sonrisa colorida, más por mucho que miro solo veo unos ojos azul oscuro tirando a tristes, descoloridos, apagados. Te admiro pequeña, por luchadora incesante, por librar tus batallas sin envidiar lo que otros tienen sin la mitad de tu esfuerzo.
Ojalá la gente aprenda de ti, de tu inocencia desvanecida, de tus manos corroídas por un trabajo que no te corresponde.
Ojalá alguien por fin te proteja, os proteja, y no vea más en el mundo ojos azulones, cansados, perdidos y privados de sueños.