El mejicano Emiliano Robledo, triunfador de las novilladas del Corpus
Puntúa Alejandro Peñaranda; y Miguel Polope emborrona su actuación por culpa de la espada
Granada
Quienes ganan no son siempre los mejores, desde luego; pero los triunfos en la mano son motivos suficientes para erigirse con el primer puesto en el podio. Eso es lo que ocurrió al mexicano Emiliano Robledo frente a sus dos compañeros, Miguel Polope y Alejandro Peñaranda. Su arrojo y entrega – que caló rápido en los tendidos – sirvió para enmascarar su falta de toreo, y la espada – como ocurre siempre – fue el tapabocas con el que hacer incontestable la concesión de las orejas.
Robledo salió a por todas, no quiso en ningún momento dejarse nada en el tintero. Su arrojo y sus ganas de agradar fueron credenciales suficientes para hacer bullir a los tendidos. Los golpes de efecto y el toreo auxiliar siempre tuvo gran predicamento entre la afición de Granada; y hoy no iba a ser menos. Hilvanó una buena tanda en su primer novillo y poco más. El resto, una tauromaquia basada en el toreo de rodillas. ¿Con esto se puede hacer carrera?
Tuvo el mexicano, además, suerte en su lote y los dos sirvieron. Especialmente el quinto, que fue extraordinario. Tuvo codicia y se empleó en la muleta, desplazándose, pero sin llegar a verse nunca obligado ni sometido. Robledo no supo – o no quiso – embraguetarse con él y llevarlo toreado. Pero una oreja dadivosa en su primero y una estocada efectiva en el segundo le alzaron con los trofeos suficientes como para erigirse en ganador del ciclo.
Francamente bien estuvo Polope con el que hacía cuarto, de nombre Fundador. Le enjaretó un ramillete de verónicas de notable calidad y con la franela hubo momentos en los que se pudo gustar, desmayando la muñeca y llevando al de Cuvillo bien toreado. Al hilo de cómo había ido la tarde – y cómo habían acontecido los dos festejos anteriores – supuso la mejor faena de todo el ciclo, la más completa y la más redonda. Pero el vergonzoso sainete que montó con la espada le privó de cualquier honor. Tanto es así, que el novillo prefirió echarse y darse por vencido.
Peñaranda anduvo en la misma tónica. Le sacó una gran tanda con la mano derecha a su primero y poco más. Algún destello suelto y algún medio muletazo en el sexto. El tesón y la constancia, la repetición y la insistencia parece que sí le sirvieron para algo. Para terminar cortando dos orejas después de una media estocada que cayó baja. Todo ello, eso sí, amenizado por una charanga que a más de uno sacó de quicio. Por momentos aquello pareció convertirse más en una plaza portátil que en la Monumental de Frascuelo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros de Granada. Feria del Corpus. Clase práctica (fuera de abono)
Entrada: más de media plaza (6000 aprox.).
En tarde algo calurosa se han lidiado cinco erales de Núñez del Cuvillo (encaste Juan Pedro Domecq), correctos de presentación salvo el 6º, y uno de El Torreón (3º bis). De buen juego en general, nobles y justos de fuerza. Bueno el 2º y extraordinario el 5º, aplaudidos en el arrastre.
Miguel Polope, de grana y oro: estocada tendida y dos descabellos (oreja); y tres pinchazos, media perpendicular, pinchazo hondo y diecinueve descabellos (pitos tras dos avisos).
Emiliano Robledo, de blanco y oro: dos pinchazos y media estocada arriba (oreja) y estocada trasera y caída (dos orejas)
Alejandro Peñaranda, de nazareno y oro: pinchazo, pinchazo trasero, pinchazo sin soltar, estocada trasera y que hace guardia, dos pinchazos más y cuatro descabellos (silencio tras aviso); y media estocada baja (dos orejas).
Al término del festejo, el jurado dio a conocer el fallo emitido tras la actuación de los novilleros. Primer premio: Emiliano Robledo; segundo premio: Alejandro Peñaranda; tercer premio: Miguel Polope.