'Acelerones y frenadas'

Algeciras

Hallábame frente a la página en blanco delante de la pantalla del ordenador y me surgieron diversas posibilidades, hablar de la Feria de Algeciras, a las puertas del Real, comentar las excelencias del verano , a punto de comenzar o referirme a hoy como Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los conflictos. Pues, nada de nada, me salió la vena rebelde, y ninguna de las tres.

Opté por otro camino de reflexión y situarme entre el correr y el parar. Nuestra capacidad de adaptación a los cambios, sin acelerones ni frenadas, nos da una visión abierta a todas las posibilidades que se nos ofrecen. Siempre tenemos la oportunidad de cambiar, actuar y tomar distancias.

Entre tribulaciones y tergiversaciones, a veces nos volvemos locos de atar intentando asfixiar nuestro futuro. Con promesas incumplibles y objetivos irrealizables, con coaliciones y llantos de votos inútiles., sin dar paso al optimismo entre la inquietud y la ansiedad.

Acelerones que no conducen a ningún destino y frenadas que pasan del disparate a lo patético, entre retóricas y capitulaciones, lo previsible y lo inevitable , quienes hablan mucho y pintan poco y aquellos que se muestran herméticos pero terminan decidiendo.

Nos quejamos de los números y las estadísticas, pero no sabemos pasar sin ellas, entre anuncios que dan vértigo y retos que somos incapaces de cumplir, errores de estrategia y actuaciones equivocadas, contradicciones duraderas y deudas pasajeras.

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Sonoridades silenciosas y silencios muy sonoros., verdades sin fin y fines sin certezas. Siempre hay que seguir, aunque nos digan que paremos, nunca hay que correr aunque nos lo ordenen, y hemos de coger nuestro paso y nuestro ritmo, para saber gestionar cada momento o por muy opuesto y contradictorio que sea con el que estamos viviendo.

No podemos empecinarnos en pretender el éxito, pero tampoco en negar lo evidente, en quedarnos hechizados por los odios, o aceptar con naturalidad aquello que no podemos admitir de ninguna de las maneras, por muchas rectificaciones que nos propongan.

Vamos alimentando, entre el esfuerzo y la angustia, lo divertido que puede llegar a ser un personaje, lo inesperado de una situación por mucho que una noticia, queramos preverla, lo impactante, lo escandaloso de un caso aunque creamos que lo sabemos todo del mismo, lo emocional de aquello que estamos viviendo por muy normal que nos parezca y demasiadas falsedades que se pongan en circulación.