Las relaciones del Botànic
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Posdata de Noa de la Torre 14 de junio
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Valencia
Costó, pero llegó. El pacto del Botànic II seguramente no estuvo nunca en peligro, a pesar de que el espectáculo que han dado PSPV, Compromís y Unides Podem con las negociaciones hizo a algunos temer por el acuerdo de gobierno. Pero la segunda edición del Botànic era más que previsible. La sorpresa hubiese sido lo contrario. Otra cosa es que nos preguntemos a qué precio se ha logrado dicho acuerdo, es decir, si acabará pasando factura lo que hemos visto estos días.
Y lo que hemos visto estos días ha sido, por ejemplo, el plantón de los consellers de Compromís al presidente Ximo Puig y sus compañeros socialistas en una cena de despedida del primer Consell del Botànic. O declaraciones públicas con acusaciones graves que, si bien había que entenderlas en el marco de la dura negociación, podían haberse quedado en meras filtraciones a los periodistas. Y no. Lo llamativo es que aquí nadie tenía intención de disimular un mal rollo que veremos si se traslada al mestizaje.
Porque el primer Consell del Botànic aguantó con su mestizaje, sustentado muchas veces en la buena sintonía personal de los altos cargos. Es más, donde esa sintonía fue imposible acabó estallando la Conselleria, como vimos en las de Economía o Medio Ambiente. A veces, el ‘quién’ importa tanto o más que el ‘qué’. Y el Botànic II empieza con algunas relaciones rotas por la desconfianza. Mala señal. Hoy todos saben que el adelanto electoral tuvo un coste. También personal.