'¡Todo llega!'

La semana pasada se conmemoró el 75 aniversario del desembarco de Normandía, que fue el comienzo del fin de la segunda guerra mundial.

Estuvieron los líderes de los países que asumieron esa operación militar y los de los 14 estados que formaban el frente occidental para liberar a Europa de la invasión nazi.

España no fue ni convidado de piedra.

En aquel tiempo, aquí mandaba Franco, el amigo de Hitler y Mussolini que les ayudó enviando a la división Azul para conquistar la Unión Soviética.

Franco mandaba por la fuerza de las armas desde 1936.

Promovió junto a otros militares un golpe de estado.

Propició una guerra que según él era civil, sublevándose contra el gobierno legítimo de los españoles.

La contienda dio lugar a 540 mil muertos de ambos bandos y, una vez que tuvo cautivo y desarmado al que él llamaba ejército rojo, el régimen de su Movimiento nacional se dedicó a represaliar y depurar a los que no pensaban como él.

Tras la guerra hubo 50 mil fusilados, 270 mil encarcelados y 114 mil desaparecidos, por ser comunistas o anarquistas y pertenecer al contubernio judeo-masónico.

Después de 40 años de tiranía, acaparando riquezas y bienes en su beneficio y firmando penas de fusilamiento hasta dos meses antes de morir, su cadáver embalsamado ocupa un mausoleo propiedad del estado, que él mandó construir esclavizando presos políticos.

En Alemania e Italia es un delito exaltar el nazismo y el fascismo.

Aquí, para vergüenza de los defensores de la libertad y la democracia, existen partidos que alaban al autoproclamado caudillo, rememoran su ideología, ensalzan su memoria y alientan la idea de que regrese su régimen dictatorial.

Los suyos le proclamaron Jefe del Estado en octubre del mismo año en que declaró la guerra, utilizando para ello un invento que llamaron Boletín Oficial de la Junta de defensa nacional de España, cuando el órgano oficial del Estado que formalizaba las decisiones del único Gobierno legítimo de nuestro país era la Gaceta de Madrid.

Hoy, todavía esperamos que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre la exhumación del dictador.

No hay más preguntas, Señoría.