El Museo de la emigración leonesa, un sueño con final feliz

León

Pablo Díez Fernández no encontró más alternativa que irse a Méjico para vivir con dignidad. Se llevó su educación, basada en la práctica de la honestidad y del sacrificio, y sumando una dedicación sin descanso, erigió un imperio, continuado por sus sobrinos Luis, Cesáreo y Pablo González Díez. La cerveza, la ganadería, la confección de prendas, o la elaboración de pan, fueron alguno de los negocios de éxito firmados por los españoles que en los primeros años del siglo XX iniciaron el largo viaje. El sueño tuvo final feliz, y en el Museo de la Emigración Leonesa, se aprecian los detalles de una aventura, la emigración, que acompaña a los humanos desde su presencia en el planeta.

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En el siglo XXI la provincia de León sigue siendo el destino principal de parte de la riqueza de los colonos de Vegaquemada, porque así lo ordenaron. Cesáreo González Díez, al frente de los sucesores de aquellos arriesgados pioneros, dedican este legado a la creación de puestos de trabajo, al apoyo a los más mayores, también a quienes precisan becas para seguir estudiando en la Universidad, a la salud de la Catedral de León, a los jóvenes que quieren apostar por el emprendimiento, en definitiva, a cuantas personas y causas puedan necesitar el patrocinio altruista de la Fundación Cepa.