Hechizo de Luna
Osvaldo del Valle
Bilbao
Era un ser de luna, ligera y alegre. Le encantaba bailar. En cada romería, hechizaba las miradas con el vaivén de sus faldas al compás de sus caderas.
Era demasiado libre para los que acostumbraban a que todos bailasen a su son, que le arrancaron su risa, le quitaron sus faldas y partieron en dos sus caderas. Sustituyeron las romerías por desfiles.
Muertos los tiempos oscuros y sus señores, volvieron las romerías. Esas noches , en el cementerio, mientras la luna se hincha de risa, una sombra anciana, agitando su falda sobre las tumbas de los notables, sigue hechizando las miradas.