De nuevo, en campaña

Asturias
Todavía no se había dado la señal de salida y ya los servicios de metereología política nos anunciaron los efectos del tiempo emocional en nuestros cuerpos votantes. Según encuestas creativas, el PSOE, con o sin mayordomos serviciales, se impondría en las tierras y ciudades de España. Sería como un Cristo del Gran Poder.
Nos han echado las cartas, ahora toca entender qué relación hay entre lo que uno sabe, lo que le dicen que sabe y lo que hace; y si seremos capaces de transformar ese conocimiento en acción. Difícil en tiempos alocadamente interesantes, en los que la memoria ha sido tachada o exiliada. El mercado no la necesita, porque vive de recrear una especie de virginidad meretriz, en un continuo reinicio del “vivir peligrosamente”. La “nueva política” distractiva, se nos presenta como una empresa: ganar dinero, ganar votos, la misma cosa yé. Para ese tren de vida, sin el rail de los principios, llevar una mochila con material de luchas, o sea, con una historia, es un estorbo.
Hemos aceptado que el voto nos hará libres, y que el Dinero, que es fuerte y filantrópico, puede azotarnos, por nuestro bien. Se nos ha forzado a olvidar que la democracia, sin memoria, sin imaginación, no puede ser productiva. Pero de eso, el anarcocapitalismo corporativo no quiere saber nada. Su monarquía es exquisitamente inclusiva, se mezcla con las culturas más diversas, porque no le importa a quien explota, sino a quien vende.
Estamos convocados a elegir entre una serie de partidos, que parecen pequeñas corporaciones, modo ONGes, de nombre y apellidos variables.
Me he hecho una ficha para no equivocarme de pareja de hecho…