Preparativos del 1 de Mayo
Nerea Gastón Tabera
Bilbao
Era un mañana de mayo. La neblina y el alboroto de las máquinas formaban un ambiente cargado. Caras cansadas y miradas lánguidas, cuerpos apesadumbrados, desconcierto. La vida aquí era diferente, monótona, con movimientos repetitivos generados por autómatas.
La correspondencia diaria estaba al caer. El correo también se sumaba al grupo de las caras sin expresión. Ese día no fue así, su cara reflejaba una emoción casi desconocido para aquellos obreros. Fue esa carta la que con tanta ansia esperaban la que cambió su vida, lo habían conseguido, tras una ardua lucha su vida a partir de ese momento cambió.