La Cueva de Los Verdes y el secreto mejor guardado de Lanzarote
Jesús Soto acompañó a César Manrique en la adaptación de este espacio natural conejero que se ha convertido en un referente en la isla
Santa Cruz de Tenerife
Durante siglos reguardó a moradores y ganado del viento, de la lluvia, del sol e, incluso, de los ataques e invasiones piratas. Un paso obligatorio para viajeros y eruditos que quedan fascinados por sus casi siete kilómetros de galería.
La cueva de Los Verdes, formada con la erupción del Volcán de La Corona desde el cráter hasta el túnel de la Atlántida, esconde jameos, precipicios y uno de los secretos mejor guardados de Lanzarote.
En la década de los años 60, el Cabildo insular decidió devolver a vida la Cueva de Los Verdes. Jesús Soto, el artista majorero que se convertiría en colaborado estrecho de César Manrique, le ofreció leyenda, singularidad y una luz irrepetible en el resto de la orografía lanzaroteña. Renacida, la galería es utilizada ahora para la vida cultural de la isla.
"El siempre velaba por cuidar el paisaje. Era una persona muy inteligente. Mira que para hacer todo lo que ha hecho y que le guste a César... Fue un inventor. Él siempre estaba pensando y se ponía a estudiar hasta por la noche", recuerda uno de sus coautores.
A través de sus conocimientos, Soto creó un particular juego de luces y sombras que realizan formas extravagantes y una luminosidad que se torna de ocres, grises, negros y rojizos para el deleite visual de los viajeros. Luces para el recuerdo de los canarios y de los que le acompañaron en sus proyectos.
Una obra teñida de colores que ha cobrado más sentido, si cabe, por la relación entre Manrique y Soto. Artistas canarios y contribuyentes a que Lanzarote sea hoy Reserva de la Biosfera.
