Indigo
Fabián Alcázar
Bilbao
Abuelo, tú que eres tan hábil con la red, ¿podrías atrapar una nube? Quiero llevarla atada a un cordel como si fuera un globo”, dijo la niña. El hombre se arrodilló en la arena junto a ella y le contestó en voz baja, tanto que no pude oír qué decía desde donde me encontraba. La pequeña sonrío, dio un salto tras el cual lo abrazó y besó. Hoy las canas pintan mi pelo. Todas las tardes vengo a esta playa. Cada día veo a esa joven acercarse a aquel barco desvencijado abandonado en la arena. Permanece sentada en él, pensativa, mirando hacia ese horizonte teñido de azul índigo, como si embarcara hacia otro mundo. Su viaje dura hasta que la noche la cubre con su manto de estrellas