Tierra
Osvaldoi Del Valle
Bilbao
La eternidad era una tarde de verano rumiando un saco de semillas de calabaza tostadas en la era.
-¿Sabes abuelo? Dice Angela que la tierra la ablandan las hormigas amasándola por la noche.
-Será el sudor de las hormigas obreras, que todo lo ablanda… ¡Menos el corazón de los ricos! Reía mi abuelo sin parar de faenar.
En aquel lugar donde no había nada, nada echaba en falta. Aferrada a la tierra me sentí en el cielo.
Ya nunca volverá el tiempo, ni las pipas, ni el sudor que ablandaba corazones.
Que la tierra te sea leve, abuelo.