Los políticos de hace 40 años no lo habrían consentido
Ana Huguet
Columna de opinión de Ana Huguet en La Ventana de Andalucía
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Jerez de la Frontera
Este miércoles se cumplen 40 años de las primeras elecciones municipales. El primer alcalde de la Democracia de esta ciudad, Pedro Pacheco, se ha quejado de que a Jerez, allá por el 79, no le dieron el trato que le correspondía. Hoy, cuatro décadas después, la quinta ciudad más poblada de Andalucía sencillamente no está en el mapa de las administraciones.
A finales de los 80 y principios de los 90, la reconversión de la vid redujo a menos de una quinta parte los 10.000 empleos directos que generaban las bodegas. Desde entonces, aquí han cerrado dos azucareras, una planta de Puleva, una emblemática fábrica de botellas, tapones, cartonaje...A esta ciudad se le prometió una reindustrialización que nunca llegó. A cambio, lo que recibe desde 2011 es un vacío presupuestario supramunicipal absoluto.
Las tres últimas grandes inversiones del Estado en Jerez son la elevación de la vía férrea que se inauguró hace 17 años; el desdoble de la Nacional a su paso por la ciudad que acabó en 2007 y un apeadero de Renfe en el aeropuerto en 2011. Se acabó. Construir una comisaría con años de retraso para sustituir la actual que ha sufrido ya varios derrumbes no es una inversión productiva sino una obligación.
Ni hablar del prometido Centro Nacional del Flamenco, del anunciado impulso del Parque Agroindustrial, de la ampliación en Jerez de Zona Franca, de una segunda pista de rodadura en el Aeropuerto o de aquel Polo Aeronáutico. Ni un céntimo. Ni un papel. Nada.
Lo último, lo de estos días, es dejar caer el prometido y esperanzador Centro Tecnológico del Motor junto al Circuito de Velocidad, un proyecto anunciado en 2016 y con financiación europea ya garantizada. El nuevo gobierno andaluz culpa a su predecesor en la Junta por la lentitud en la gestión del proyecto y alega falta de tiempo para ejecutarlo y el PSOE acusa al PP de querer acabar con todo lo que huela a la etapa socialista. No sé qué ocurrirá, pero una cosa tengo clara: Los políticos de hace 40 años no se habrían permitido perder un proyecto generador de empleo y ya pagado por Europa y, desde luego, la ciudadanía y la opinión pública tampoco lo hubiera consentido.
