Protejamos el ecosistema... vaginal

Fuenlabrada

“Cuando hablamos de salud vaginal nos referimos al mantenimiento de ciertas condiciones fisiológicas en la vagina que son óptimas a lo largo del ciclo vital de una mujer, y que no producen síntomas ni malestares”, resume Miriam Sobrino, matrona y sexóloga del Hospital Rey Juan Carlos.

Sobrino nos ha contado en ‘Hoy por Hoy’ que la vagina tiene un ecosistema formado por “diferentes microorganismos para mantener el canal vaginal sano”, “la mucosa vaginal que sirve de barrera contra virus y patógeno” y el “cuello útero que es una zona más sensible a la infección, de paredes más frágiles”.

Dentro de ese ecosistema vaginal y su mantenimiento óptimo el flujo es muy importante. “Es una sustancia que sale del cuello del útero, que arrastra al exterior células muertas y también otras sustancias”, explica.

Al ser un equilibrio dependiente de las hormonas femeninas se producen cambios a lo largo de un mes y de la vida. “Antes de la primera regla, la mucosa de la vagina es más fina y no existen los lactobacilus; luego, en la pubertad, con la llegada de la primera regla, hay un aumento importante de estrógenos y también de Lactobacillus, y en la Menopausia encontramos una disminución de estrógenos y una pérdida de esa protección natural de la vagina”, enumera.

Ese equilibrio de la flora vaginal dependen de otros factores y no solo la edad, como la fase del ciclo menstrual, la gestación, la lactancia, el método anticonceptivo empleado, el tipo de higiene íntima, la actividad sexual, el uso de antibióticos para otros procesos infecciosos.

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La salud vaginal se puede perder por microrganismos externos que llegan por medio de relaciones sexuales principalmente o procedimientos médicos o quirúrgicos que afecten a los genitales y por otro lado, serían nuestros propios microrganismos cuando cambian las condiciones de ese ecosistema vaginal, perdiéndose el equilibrio.

Entre los indicadores de algún problema estarían “picores en diferentes zona de la vulva, los labios, el canal vaginal, un flujo vaginal en mayor cantidad, en ocasiones mal oliente, de aspecto blanquecino, escozor al orinar, dolor con la penetración…”

Las recomendaciones serían:

- Usar ropa interior de algodón, evitar la humedad excesiva en la vagina, a veces propiciada por ropa ajustada o que no transpira, “evitar también en este sentido el salvaslip o limitar su uso”, apunta.

- No usar productos de higiene íntima que suelen ser agresivos y alterar las condiciones de la mucosa. “No es necesario asearse más de una vez al día”, explica.

-Evitar las duchas vaginales tras el coito.