Sala Casa
Nerea Gastón Tabera
Bilbao
Ella siempre soñó con una casa en el mar, anhelaba el olor a sal, ver a las gaviotas volar, cerrar los ojos y navegar. Al fantasear con esa idea una sonrisa se le posaba de manera inmediata en la cara. Deseaba dormirse al compás de las olas y pasear por la orilla dejando la huella de sus pisadas y con ella sus desvelos.
Aquel verano del 24 acudió al pequeño pueblo pesquero y deambulando por sus calles la vio y se enamoró. Era rosa y entre todas destacaba, miraba al mar y permitía ver alzarse el sol y los nuevos días a su lado pasar