Las trabajadoras censuradas del franquismo
Más de 17.000 mujeres reciben en Canarias una pensión no contributiva que ingresa en sus bolsillos, como máximo, 392 euros mensuales
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Tenerife
La perspectiva de género juzga cada extremo de las pensiones no contributivas por jubilación. En Canarias, más del 70 por ciento de los beneficiarios son, en realidad, beneficiarias que trabajaron la tierra, el cuidado sanitario, la estética o el hogar. Empleos, en muchos casos, no remunerados y ajenos a la Seguridad Social. Son las trabajadoras censuradas del franquismo.
Marisa Rodríguez, una de esas beneficiarias, se crió en el machismo, fue educada para casarse y con veinte años, lejos de lo que se esperaba de una mujer durante la dictadura, montó una peluquería. "Para pedir un crédito tuvieron que ir al banco cuatro hombres por mí. Era como entrar en una iglesia, todo el mundo susurraba", asegura mientras hace un repaso de una vida profesional rendida a la economía sumergida y condicionada por los altibajos familiares.
"Cuando llegabas cansada a casa después de trabajar y tenías tres hijos, no te sentabas por si no te podías volver a levantar". Y así, apoyada en la pared, Rodríguez trabajó 20 años en España y 17 en el extranjero. Ahora es una de las 17.747 mujeres residentes en las Islas que recibe una PNC. Una cifra que prácticamente triplica la de los hombres y que ingresa, como máximo, 392 euros mensuales en sus bolsillos.
Los datos del Imserso dibujan, en sus máximos comunes denominadores, a una mujer canaria de entre 70 y 74 años, casada e integrante de una familia que conforman entre dos y cuatro personas. En sus mínimos comunes denominadores, hablan de 5.881 mujeres solteras, divorciadas, separadas o viudas.
Estas últimas, las viudas, pueden recibir simultáneamente, y en el mejor de los casos, el 70 por ciento de la base reguladora del fallecido. Sin embargo, los colectivos feministas reclaman la eliminación de la pensión de viudedad.
Carmen Pérez, pensionista, feminista y activista, apunta a la desaparición de esta figura y alude a una de las deudas no resueltas del franquismo: "cuando decimos que la pensión de viudedad debería desaparecer lo hacemos porque se nos tiene que reconocer el trabajo que hemos realizado en las casas, que no lo hemos cobrado nunca, y que, por lo tanto, no ha habido una cotización correspondiente".
Pérez señala además la cara más cruenta de la precariedad: mujeres que cobran una cuantía mensual insuficiente en forma de PNC y que viven en la calle. Es la frontera que pretenden traspasar las plataformas de pensionistas en el país mediante una pensión digna de 1.038 euros que reclaman cada lunes en el denominado año de la movilización.
Una llamada social por las pensiones y por las mujeres que, insiste Pérez, "ruge cuando intentan arrebatarnos los derechos conseguidos".