El pacto del miedo
Cuando a veces decimos que muchos partidos están más preocupados de las próximas elecciones que de resolver problemas es por cosas como lo sucedido en las últimas 48 horas con las pensiones y el Pacto de Toledo. Seguro que recuerdan lo que costó que los grupos parlamentarios se sentarán en Madrid para simplemente hablar. Pues bien, ayer nueva patada a seguir y que el problema de las pensiones se lo coman otros -los que salgan de las urnas el 28 de abril-. Por un lado, no está muy claro el enroque de Podemos en la mayoría de los puntos que ya estaban consensuados en la comisión, y por otro, el último gesto de la diputada del Candy Crush, la popular Celia Villalobos, que antes de abandonar la política activa ha impedido que se convoque nuevamente la comisión del Pacto de Toledo -que sin texto acordado no era el momento de sentarse y debatir, ha dicho-. Lo curioso es que algún diputado del PP ha afirmado que esto es culpa del adelanto electoral de Pedro Sánchez, adelanto que ellos también reclamaron. Surrealismo puro.
Al final, lo que trasluce de todo esto, es que no hay valor para afrontar los problemas derivados del sistema de pensiones. Y no hay valor porque cada vez se piensa más a corto plazo. Hay miedo a decir si el actual sistema es sostenible o no; hay miedo a proponer cambios, incluso, hay miedo a explicar lo que muchos plantean en privado. Y hay miedo porque nadie quiere asumir soluciones que pueden suponer un coste electoral.
En Canarias hay miles de pensionistas colgados de una pensión escasa, casi decorativa, y esta incertidumbre poco ayuda; y digo incertidumbre por no decir otra cosa. Aquí seguimos esperando qué va a pasar con las pensiones no contributivas. Ahora con la última subida, no llegan ni a la mitad del salario mínimo interprofesional.
El problema es que mientras el miedo y la visión a corto plazo sigue dejando en el aire las retribuciones de millones de pensionistas, muchos aprovechan para vender humo. Cuidado con los que prometen fórmulas mágicas. Mucho cuidado.