El Guada, tocado y hundido (0-2)
El equipo de Mendoza pierde ante un rival directo y ya sólo falta ponerle fecha a su descenso matemático. Rosales falla un penalti con empate a cero que pudo cambiar el partido
Imagen del partido disputado en Guadalcín ante el Cabecense / Radio Jerez Cadena SER
Jerez de la Frontera
CD GUADALCACÍN 0 - CD CABECENSE 2
El Guada perdió ante el Cabecense en el municipal Fernández Marchán y ya su futuro se ha tornado muy negro. Hace ya mucho tiempo que entró en barrena y lo que es peor, pocos ya creen en ese milagro, mucho menos la directiva.
El equipo volvió a dar todo lo que tiene, pero es que no tiene más. Con una plantilla voluntariosa pero muy corta, el equipo pedáneo se aferraba a una victoria ante el penúltimo clasificado para albergar alguna esperanza, esfumada con un claro 0 a 2 adverso.
Muy pocos disparos a puerta sobre todo en la primera parte. A los 17 minutos llegaría una jugada que podría haber cambiado el desarrollo del partido. Un disparo de Pablo Pérez lo iba a tocar con la mano un defensa y el colegiado no dudó en señalar la pena máxima. Rosales fue el encargado de ejecutarla, pero Iván Casas adivinó la trayectoria del balón y evitó que el Guada se adelantara en el marcador.
Ahí se acabó el equipo de Jesús Mendoza, que volvió a aparecer sólo cuando iba perdiendo. A seis minutos de terminar la primera parte, un centro desde la izquierda lo remataría libre de marca Iliass muy cerca de la portería de Lebrón. Era el preludio de lo que luego, en el segunda parte iba a ocurrir. Antes de terminar ese primer acto, Juanjo lo intentaría desde lejos, pero su disparo se marchó por encima del larguero de la portería sevillana.
En la segunda parte marcaría Morad el primero del partido, todo un mazazo y luego sentenciaría Juan Guerra para acabar el cuento con el colorín colorado. Alguna aislada tuvo el Guada, aunque la más clara fue a la contra de Francisco, que se lió cuando se plantó sólo ante Lebrón.
Al final, quizás lo peor de todo, ni un reproche, ni un pito, con pocos aficionados en el campo resignados ya a la suerte de su equipos.
